viernes, 30 de diciembre de 2011

Mi deseo para el 2012: vivir humanamente


Más de un mes sin actualizar el blog, y vuelvo... vuelvo a escribir en él tras un viaje de 18 días por el Amazonas y Salvador de Bahía... Tras una despedida triste del país donde viví durante 5 meses y medio, dejándome enamorado y herido, valga la redundancia... Tras una semana en mi querida Madrid.

Vuelvo, cogiendo un avión que demoró 30 horas hasta pisar Barajas, sirviéndome todo ese tiempo para pensar en la alegría que experimentaría al ver a todos mis amigos y a mi familia. Aquellas personas, de las que sufrí una tremenda nostalgia durante mi estancia en el extranjero... Vuelvo y sí, me encuentro la felicidad del reencuentro, los abrazos y los besos, pero no todo queda ahí.

Encuentro una sociedad consumida por el consumo, adicta al wassup, que abusa del alcohol, preocupada al extremo por la ropa que vestirá en cada fiesta, creando discusiones y riñas en noches que debieran ser valoradas por la sola presencia de cada uno de nosotros... Me desilusionó, y soy empujado a entrar en esa espiral vertiginosa de infelicidad y ansia...

Hoy tomé un respiro, como aquel que tomaba días atrás en la canoa, remando tranquilamente de una orilla a otra para ver a los animales desperezarse durante el amanecer... Pensé, como hemos podido llegar hasta aquí. Como el ser humano no solo ha sido capaz de modificar tanto el ambiente físico donde vive, sino también los valores de nuestra vida.

Me pregunto como hemos sido capaces de centrar nuestra mirada en aparatos de "última generación" sin escuchar al amigo que nos habla. Como hemos sido capaces de gastar más de 50€ en una camiseta, pero no de dar 3 € al mendigo de la puerta. Como hemos sido capaces de mantener nuestro orgullo fuerte frente al familiar con el que se tuvo una discusión sin importancia, y no de darle ese abrazo cariñoso mostrando que lo que de verdad importa es el amor que nos damos.

Yo ya aprendí la suerte que tenemos al estar donde estamos, y lo importante que es el valor humano. Que los regalos más bonitos son los que salen del corazón y el dinero no puede comprar. Espero no olvidar mi lección, y valorar siempre lo que somos, así como la importancia de darnos valor no perdiéndolo en cosas sin importancia. Porque al igual que el ave es "más" ave cuando la vemos volar, el ser humano es humano cuando se comporta como tal, preocupándonos por nuestra humanidad.

Ps. Normalmente siempre coloco fotos sacadas de google, pero para esta ocasión mostraré algunas de las fotos más importantes durante mi vida en Brasil, entre las que se encuentran imágenes de mi experiencia en las favelas y los viajes que realicé por ese país maravilloso e injusto al mismo tiempo.
 
 




martes, 15 de noviembre de 2011

La lección de la favela


Una vez más, he pasado un fin de semana trabajando para la ONG "Un techo para mi país" en una de las favelas de Sao Paulo. La primera construcción fue en Octubre, y esta última de Noviembre es mi despedida tanto de la ONG como de mis experiencias en el lado oscuro de Brasil, ya que en Diciembre me toca volver a España y no estaré para la próxima construcción concertada.

En las favelas ves cosas que no se van de tu cabeza. Las condiciones de vida de las personas, son indignas se mire donde se mire: gente sin trabajo durante meses o años, precaria educación y sanidad (cuando las hay), niños por todas partes manchados de barro, casas compuestas de laminas de cartón y maderilla, suelo de tierra que al llover se inunda y resbala, perros vagabundos que mueren en la calle, agua viajando por tuberías de plástico en el sucio suelo... Para coger ese agua, tenías que acercarte a uno de las tuberías y separar su unión con el siguiente tubo, aunque mucha gente también coloca palanganas cuando se avecinaba lluvia y conseguir algo de "autonomía"; la electricidad es "tomada" del tendido eléctrico de la ciudad, y va por cables apoyados en tejados o palos clavados en el suelo (tienes que tener cuidado de no dejarte la cabeza en uno de ellos mientras caminas por los espacios que hay entre las chabolas). Creedme, hay que estar allí en persona para realmente asimilar lo que os describo...

Por mi parte, allí he pasado las peores noches de mi vida: había una plaga de mosquitos en la escuela donde teníamos que dormir los voluntarios, y con sus zumbidos y picaduras, además de tener que dormir en el suelo echado en unas mantas usando una sudadera como almohada, solo conseguí dormir unas 4 horas en los 3 días. El resto del tiempo me quedaba en una especie de duermevela, que al final hace que te levantes igual de cansado que al acostarte. La comida, fue arroz con pasta para comer, y arroz con pasta para cenar. El desayuno, pan con mantequilla y café con leche. No había opción de ducharse, no había suficiente agua.

Viendo la situación de las personas en la favela, no paraba de preguntarme cual hubiese sido mi vida de nacer y crecer en esas condiciones. Si podría ser capaz de vivir allí, e incluso, de sobrevivir.

En la favela, si quieres salir de ella, no vale de nada lamentarse, porque no te van a escuchar. No vale de nada desesperarse, porque con ella solo puedes herirte más. Y no vale de nada culpar al prójimo de tu situación, porque a él tampoco le gusta aquello. Muchas de las personas que vi allí, nunca salierón/saldrán de ellas, porque les ocurre todo esto. Y si permites que esas cosas pasen, tu energía es robada por la apatía, tus ojos se despiden de la altura en la que reposan, y pierdes la senda de tu vida: quedan deprimidas, enfadadas, frustradas... desesperanzadas.

Quizás ellas tengan excusa debido a sus condiciones de vida, no sé. Pero y nosotros? Yo por lo menos no. No tendré excusa si caigo. O si busco en lamentos del pasado, la fuerza que me empuje en el presente. Porque cuando la vida pasa por un período de cuestas, para dejar atrás su dureza, solo puedes clavar tus pies y tus manos en el camino, y tirar de ti mismo con fuerza.

Cada mañana nos levantaban a las 5 h, para empezar a trabajar a las 7h, con decenas de picaduras de mosquito y horas faltas de sueño. Me quedaba mirando el cielo amaneciendo, y empezaba a concienciarme para el trabajo: pensaba cuáles eran los materiales que ese día iba a usar, que pasos había que seguir, como mejorar los soportes de la casa... por qué estaba allí, si la gratitud de las personas a las que construía merecía de mi esfuerzo... y poco a poco la energía llegaba de nuevo. Esa fuerza brotaba de mí, de dentro. Ella, es decir Yo, me llevo a levantar una casa en tres días, y más tarde a contagiar mi esperanza a la familia beneficiada de la casa.

No me volví a casa con un sentimiento de culpabilidad como muchos me dijeron el jueves quería limpiar con esta acción de solidaridad, ni tampoco con la impotencia de no poder cambiar las condiciones de vida de todas las familias residentes de la favela, sino que al contrario, me vine sabiendo que soy capaz de hacer muchas cosas positivas, que aún estoy por descubrir. Todo es cuestión de seguir caminando cueste lo que cueste.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Lluvia trópical se viste de resaca


Noche de jueves que acaba en borrachera y vuelta a casa de la mano de mí mismo. Ya no te encuentro ni me dejo verte, porque solo conseguía que las penas me impidiesen seguir por mi camino.

Me cargo de nostalgias y ando con el paso de un mendigo ambulante. Las calles de Sao Paulo me dicen "¿dónde vas?" y yo respondo con el dedo señalando al cielo. Las nubes sopesan dejar caer su lluvia sobre mí, y yo les pido que esperen a mi llave, llegar a su cerradura. Ya es suficiente acompañarse de un alma errante y de unos labios fríos de soledad.

La mañana me grita desde lejos para empezar una nueva jornada, le digo que se marche, la resaca me dio el día libre. Levanto con el cuerpo roto y la mente sucia. Mi cuarto aparece tras una semana de desorden y con el calor previo a la tempestad...vuelvo la cara hacia la almohada empapado de vergüenza.

Miro facebook, tuenti, twiter, hotmail, gmail... y nada me desquita de este tedio. Preparo mi mochila para el trabajo que voy a llevar cabo durante el fin de semana. Recuerdo entonces que no tengo saco de dormir, así que me tocará echarme sobre unas toallas y unas mantas que encontré en el armario. Estilo masai, pienso. Vienen después, las críticas recibidas ayer por aquellos que suponen mi trabajo en la favela inservible, y en ese momento... suena el trueno de las nubes, y mi habitación queda a oscuras a las 3 de la tarde. Solo iluminada por la retina que vigilan estas palabras.

Mi corazón pide un abrazo, y yo le digo que aguante un poco más. Una vez más. Mi orgullo me reprocha haber caído de nuevo en la tristeza, y yo le pido una tregua. Un descanso en la dieta de la cara feliz y la espalda recta. Menguada. Quedo menguada mi luna llena de este día mágico, 11-11-2011, del que ya avisaron bajaría la energía que a todos mueve... Aquí esa energía es barrida por una lluvia tropical que ya me habla de futuras despedidas y lagrimas en los ojos.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Iguaçu


Durante mi viaje, vi aguas bandidas llevarse de nuestro planeta las tierras en las que lloramos nuestras penas. Conocí ancianos que cruzaban fronteras sin una pizca miedo, con la mochila cargada de juventud y ganas por vivir. Me topé con aires de calidez casi desconocida, mojadas de recuerdos.

Caminando por la selva de Iguazú, escuché la vida, el respiro de mi aura cegada por los pensamientos volubles. Entonces, deje de pensar, deje de hablar... caminé sin prisas, sin nada que me distanciara de mis pasos. Fui uno con lo que me rodeaba, y el Sol se apago permitiendo ver las estrellas de mi senda.

Como en un cuento, mi viaje se lleno de aventuras y personajes diariamente, para despedir la jornada con una pausa al atardecer, que aprovechaba mi cuerpo como encuentro entre la Vida y mi alma.

Como el Ché, me di cuenta que mis viajes por esta américa con mayúsculas, me cambia más de lo que esperaba. Que ya no soy yo, o por lo menos no el mismo. Que el destino avanza con la calma de las aguas y su poder de vida, cuando se abren las puertas de la libertad, y se cierra la ventana del miedo.

viernes, 21 de octubre de 2011

Sin entierro para el funeral: la muerte de ETA

Desde ayer, todos los españoles tenemos un poco más de libertad...ETA finalmente ha declarado el cese definitivo de la violencia.

ETA forma parte de la historia de mí país, sin embargo cuando trato de recordar el momento que claramente fui consciente del problema, que durante años ocupo la primera posición entre las preocupaciones de los españoles (ahora suplantada por el desempleo), llega a mi mente la imagen de Ortega Lara, escuálido y barbudo al ser liberado por la guardia civil de un secuestro que duró 18 meses. Fue prisionero de la ETA en un zulo subterráneo de 3 metros de largo, 1,5 metros de ancho, y 1,8 metros de alto...18 meses... Por qué? por el mismo motivo que hallan (hallaban) los integrantes de la banda terrorista durante sus operaciones: aquel que no piensa como nosotros, que no coopera con nosotros en conseguir aquello que consideramos justo, debe morir y/o pagar por ello.

Ortega Lara era funcionario de prisiones,y contrariamente a lo que muestran las películas americanas, estas personas no llevan armas, ni son unos tíos violentos de 2x3. Son hombres/mujeres que simplemente tienen como objetivo, que la vida dentro de la prisión sea tranquila y ordenada: abren las puertas automáticas de las celdas, conducen a los presos a los patios y cursos, informan de los incidentes, solicitan traslados cuando hay problemas entre presos de un mismo modulo...

Cuando ocurrió el secuestro de Ortega Lara, yo tenía 13 años. Una persona muy cercana a mí es funcionario de prisiones, y aunque ya tenía oído sucesos de la banda terrorista, fue con la imagen de Ortega Lara demacrado por los meses de encierro, cuando caí en la angustia y miedo que envolvía todo el país. Me imagine sin esa persona durante 18 meses, como le ocurrió a la esposa, hijos y demás amigos de Ortega Lara. Me imagine su aspecto demacrado. Su hambre, su sed, su desesperanza e impotencia...
 Dos semanas después, ETA se vengó de la liberación de Ortega Lara, secuestrando a Miguel Ángel Blanco. La manifestación en Madrid pidiendo su liberación y el fin de la violencia, fue la primera de mi vida. Todo acabo 48 horas después con ese joven político atado a un árbol, con dos tiros en la cabeza. La conmoción inundó a toda España, y aquella noche mis lagrimas bañaron la almohada. Aunque muchos lloraron de pena, mis lagrimas de obedecían a una fuerza diferente de la tristeza. Eran lagrimas de miedo. Miedo que sentí por mí, por mis padres, mi hermana, mis amigos... Comencé a tener pesadillas con aquellos tipos vestidos de negro, pañoleta blanca en la cara, y chapela negra sobre la cabeza. Me duraron años esos sueños, en los que mi familia o yo eramos presas de sus secuestros, extorsiones, y asesinatos.

Me alegra saber que ahora, con el cese definitivo de la violencia, la gente (como yo) podrá quitarse el miedo que les tenía atada el alma, especialmente en la provincia del País Vasco. Con ello, no digo ni quiero que el debate sobre la independencia vascuence se evapore. Que permanezca. Que permanezca para todos aquellos que quieran seguir hablando de él. Que saquen su bandera y a través de la palabra comprueben cuánta gente les acompaña en su lucha, y quizás un día, consigan su objetivo. Pero basta ya de hablar de este conflicto como si estuviese motivado por el dominio de esa región. Al mundo internacional que tanto habla de la cooperación entre el grupo terrorista y el gobierno español les digo que: a muchos ya nos importa una mierda de "quién" sea ese territorio!! si del gobierno español, o de un nuevo gobierno vasco estatal. Lo que no queríamos, y era por eso por lo que mataban, secuestraban y extorsionaban, era renunciar a nuestra libertad de expresión y a lucha por nuestras convicciones. Si quieren la independencia, bien, pero que no nos obliguen a aceptarla.

martes, 18 de octubre de 2011

Mi compañera de viaje


Con esto de viajar, cada vez me doy más cuenta lo importante qué es elegir tu compañer@ de ruta.

En mi última aventura, me fui al estado de Minas Gerais (el más grande de Brasil, y muy importante durante la etapa de la colonización por su gran cantidad de oro) con 4 amigos: un colombiano estudiante de literatura y tranquilo hasta la saciedad, una chica madrileña con un físico increíble que deja atontado a todo el que la mira, una gallega que ha vivido en multitud de países, y un francés que yo no conocía, amigo de las otras dos chicas.

Con quién más relación tenía de los 4 era con la chica gallega. Con ella había coincidido en varias fiestas. Nos llevábamos bien: hablábamos de política, yo la vacilaba con sus ligues brasileños, bailábamos música latina, etc. Una tía legal me parecía. Juntos, con otro chico alemán, compramos unos pasajes para visitar a final de octubre Iguazú y Asunción... Pues bien, surgió este otro viaje a Minas Gerais la semana pasada, y me he dado cuenta en él, que prefiero un tiro en las rodillas a volver a viajar con ella.

Volví el domingo del viaje a Minas, desde el miércoles que salimos de Sao Paulo, y la experiencia fue muy buena: he visto paisajes increíbles, he descubierto que la madrileña no solo es físico sino que también sabe 5 idiomas, que el chico francés nació en Tailandia, fue criado en Guadalupe (una isla del caribe, de dominio francés) y gracias a su locura convirtió el viajes en uno de los más graciosos de mi vida, y qué el colombiano es capaz de mantener el sosiego en situaciones extremas, hasta cuando quedamos perdidos en un bosque llegando el anochecer, que soy capaz de encontrar alojamiento en un bar a las 2 de la madrugada simplemente compartiendo un poco de cerveza... Sin embargo, mi amiga....joder... fue el gran punto negativo del viaje. O se quejaba, o lanzaba expresiones agresivas. Cuando hablaba, en lugar de escuchar palabras, me parecía recibir codazos en la cara. Fatal. Os pondré ejemplos:

-Gallega: "Chicos el gps no encuentra el pueblo al que vamos"
-Madrileña: "Dejame ver a mí"
-Gallega: "qué pasa, te crees que soy tonta y no sé ponerlo?! sino lo encuentra, no lo encuentra joder"
...5 minutos después, acepta dejarle el gps a Madrileña...
-Madrileña: "Ya está"
....Imaginad nuestras caras. La mía, pensando: Pues finalmente debe ser que sí, que eres tonta de remate.

-Yo: "gente, voy a comprar comida en el super para esta noche, os parece?"
-Gallega: "conmigo no contéis, que estoy un poco mareada por el coche"
-Yo: "pensaba comprar arroz o pasta, algo suave, de verdad no quieres nada? ni siquiera fruta?"
-Gallega: "joder, ya te he dicho que no!!"
...a los 10 minutos, se va a un McDonald y se compra un menu gigante. Además le pregunta al camarero si tienen salsa picante (con dos cojones!!).

-Gallega: "recordad que por este camino hay que ir muy despacio por lo baches, y hay que estar atentos a las indicaciones para no perdernos"
....cada 3 minutos comienza a gritar "cuidadoooo" cada vez que el coche se movía un poco.
-Colombiano: "por favor, no me grites tantas veces cuidado, porque me distraes de la conducción. No te preocupes igualmente, voy en primera o segunda y es normal que el coche se mueva porque estamos en sendero y no en asfalto"
-Gallega: "bueno no te me alteres ehh!! como luego tú no eres el que padece revuelto de estomago,te da igual!!"

En fin, y mil "borderías" como esas durante los 5 días... No paro de pensar en el viaje que ya tenemos para final de mes. Me froto las manos (lo digo con sarcasmo por si no lo habeis notado). Pienso en maneras de distanciarme un poco de ella durante esos días para no volver a Sao Paulo con cara de lunático. De momento ya le he dicho de manera disimulada, que "probablemente me busque el alojamiento por mi cuenta... por el coachsurfing, albergues u alguna otra cosa, necesito ahorrar pasta", pero creo que se huele el cambio de percepción que tengo de ella tras nuestros 5 días de aventura , y no sé que consecuencias puede traerme ello... todavía.

martes, 4 de octubre de 2011

Meninos da rua

Me mira pidiéndome una moneda, y mi sonrisa falsa se la deniega. Le veo rondar por la samba que se toca en la plaza, buscando su tesoro escondido, y a alguien que le supla la falta de abrazos, besos, caricias... La impotencia me viene encima.

Vuelvo a casa y no me quito su rostro de la cabeza. Recuerdo aquel otro chico, que en Río de Janeiro, se acerco a mi amigo pidiendo limosna, y al excusarse mi amigo diciendo que no comprendíamos portugués, él comenzó a comerse un papel del suelo para demostrarnos que el hambre es un lenguaje universal...

Pienso en la farmacia de la calle, que abría las 24 h del día, hasta que llegaron unos niños para dormir en la noche y pedir dinero para medicamentos. Muchas veces con objetivo de drogarse a base de analgésicos. Drogar la soledad, la violencia sufrida, el hambre, la sed...

Aquí, las personas luchamos por volvernos fríos, ser indiferentes a lo que vemos cada día... intentamos con obstinación no sentirnos mal al girar la cabeza cuando nos preguntan por comida, no caer en la pena cuando vemos a un chaval de 15 años llorar por su adicción al crack, ahogar la clemencia por el anciano que tira de un carro de cartones y chatarra...

La miseria ajena nos supera. Quisimos comportarnos como humanos contra ella, pero no hay monedas en mi cartera que puedan derrotarla. El remedio que uno tiene de llegar a casa y no sentir impotencia o frustración consigo mismo, es ponerse una venda en los ojos, y hacer como que el motivo de tu pesar no existe. Estoy aprendiendo pues, a caminar dando palos de ciego, pero aún abro los ojos de vez en cuando, y al trasluz de la venda continuo viendo los pies descalzos de almas heridas. Llego a mi habitación de estudiante, y no evito pensar por qué la niña de la samba tiene que pasar por esa pobreza, mientras otros solo la vemos desde fuera. Qué hizo ella para merecer eso?... Mi respuesta queda en el vacío, y es por esa impotencia, que no puedo celebrar de otra manera mis 3 meses en Brasil, mas que brindando una lagrima a esa nena.



miércoles, 28 de septiembre de 2011

La intimidad que desafía a la soledad


La diferencia entre mi soledad e intimidad es ínfima, pero absoluta. La primera me hace sufrir y la segunda disfrutar. Ambas aparecen únicamente, cuando soy plenamente consciente de mi presencia en este mundo. 
Normalmente esos momentos son acompañados de silencio y ausencia de los demás, aunque también pueden ser experimentados caminando por una calle abarrotada de coches y gente, o durante una gran fiesta.

Cuando no me soporto, soy infeliz, no veo a quien considero debo ver en mí, no tengo suficiente con lo que "tengo"... Soledad apremia un disgusto de carácter epidemiológico. De manera contraria, la sensación mágica infantil que logro algunas veces cuando estoy solo, es producto de la intimidad. Intimidad hace de esos momentos que demandan la ausencia de los demás, algo fundamental para mi bienestar. La comodidad que experimento entonces, es reflejo de una buena relación con uno mismo. Pero bien sé, que esa comodidad a día de hoy, es eventual... Cuando aprendemos a valorarnos, a aceptarnos, y convivir con nuestro Yo, conseguimos sustituir la soledad por la intimidad. Pero esta sustitución, es como pasar de gatear a caminar de pie: merece la pena, pero no es fácil.

Llevarme bien contigo mismo, consigue que el tiempo que paso "junto" a mí, sea no solo más fácil, sino placentero. Para llevarme bien con alguien, en este caso conmigo, he de conocer sus debilidades y sus puntos fuertes, aceptar y disfrutar cada uno de ellos, animarle en la lucha de sus aspiraciones y perdonar los errores del pasado. Así, la convivencia entre "esas dos personas" se vuelve más fácil. Lo que no quita que a veces haya puntos bajos en la relación, y aparezca las discusiones, conflictos, pequeños distanciamientos...o soledad.

En general, teniendo en cuenta que yo seré la persona que más tiempo pasará a mi lado, vale la pena pues, esforzarse por mejorar la relación conmigo, y apoyar la campaña que Intimidad libra actualmente con Soledad.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Saudade por un amor incierto


Siento tu falta como el aire al bucear. Me sumerjo en mis viajes, mis historias, pero tu amor ya no me llega, y la energía romántica que yo solía vestir, se pierde en las calles de la ciudad que habito. Al conversar, palabras ajenas dicen aparento más edad de la real, pero bien sé que mi mente sigue infantil. Tu pérdida la delata. Mi mente tubo miedo de tus besos, y creo argumentos para distanciarse de ellos. Ahora que ya no estás, llora por la razón de verte en sueños, y no conmigo abrazándome en los recuerdos.

Cansado de que nunca resulten mis relaciones. De que sino es Ella, soy Yo. Sino son los sentimientos, son las circunstancias. Sino es el destino, es la intención...Corazón nunca descansa de preocupaciones que no llevan a ninguna parte.

Y se mudan mis convicciones de control por lo que siento. Y mi nostalgia por tu cuerpo no se calma con el deseo de otras miradas. Me llaman y me halagan, pero mi lívido reposa contigo en Madrid, aún no conseguí liberarla en las noches de samba. Me vuelvo loco pensando e imaginando, mi regreso a medio plazo...no quiero enfrentarme a posibilidad de verte allí. Un regreso que no solucionará mi pregunta sobre si estas dudas, este miedo... al volver, verán su fin.

martes, 13 de septiembre de 2011

Españoles por el mundo en Sao Paulo


Acabo de ver el programa de Españoles por el Mundo abriendo la temporada con la ciudad de Sao Paulo. Ciudad donde actualmente resido.

Me ha sorprendido la gran cantidad de lugares que han mostrado y que aún no conozco, aunque también es verdad, solo llevo aquí dos meses, y no me dedico a hacer turismo por la ciudad. De todas formas, ya tomé nota de aquellos parques y sitios que me quedan por conocer, para verlos y "catarlos" antes de mi salida.

Sobre lo que no me gustado del programa o creo se podría mejorar: hubiera sido positivo si hubiesen mostrado algunas imágenes más sobre la vida diaria de la ciudad como los pasillos del metro, el tráfico inmenso de la ciudad, así como el color del cielo al caer la tarde (es anaranjado :S ); han vuelto a sacar las vidas elitistas de ciertos españoles, como siempre hacen con todos los lugares a los que van (cuando fuerón a La Habana, Santo Domingo...), creo que ni da una imagen real de la ciudad, ni es interesante para nosotros sus vidas de opulencia...me ha hecho gracia especialmente cuando una de las españolas muestra su casa, con una habitación el triple que la mía, y dice que no es muy grande...en fin, ojala viera como vivimos los estudiantes o la mayoría de la población paulista; no me ha gustado tampoco la parte de los restaurantes, qué clase de personas creéis se permiten ir a ese bar del propietario asturiano? ni qué decir tiene que no está disponible para la mayoría. Un amigo trabaja ahí, él es el único español del bar junto con el propietario, y me cuenta que solo van los ricos de la ciudad...qué imagen cree ese señor da a Brasil de la cocina española, siendo cara y accesible solo a un pequeña proporción de la población brasilera? es que acaso por ser más cara la comida, es mejor?no lo creo; tampoco comparto la opinión del último chico que decía del Parque de Ibirapuera ser un lugar para la élite paulista... para nada, allí hay gente de todos los tipos, incluido yo mismo xD; y para terminar, el barrio de Vila Madalena, donde una chica llevaba a la reportera a un lugar de samba, más que ser un barrio famoso por las discotecas y lugares de fiestas, lo es, por ser un núcleo de bares de alterne. Cada vez que he dicho a mis amigos brasileros, que el viernes/sábado lo gasté saliendo por ese barrio, todos me echan una mirada picarona y bromean preguntándome si me salió muy cara la fiesta.

De lo que me ha gustado: confirmo la gran oferta cultural de la ciudad así como las oportunidades profesionales que existen; muy bien el hecho de mostrar imágenes de la población con menos recursos: la favela, o los carros de basura que muchas personas arrastran por la ciudad, ya sea de cartones, chatarra (hay muchos hombres que se ganan la vida recogiendo latas de cerveza o refrescos en las fiestas de la universidad para luego venderlas) que se ven por todos lados; genial que hablen sobre la diversidad racial, aquí es enorme, y han hecho muy bien en destacar la "colonia" japonesa afincada tras la Guerra Mundial. Yo al menos no me la esperaba tan grande; qué acierto sacar el sandwich de mortadela del mercado central, el afán religioso (rozando el fanatismo) que se puede ver por las calles, la pasión por el Corinthians, el plato típico de "arroz com feijao" (arroz y alubias pintas) seguido de carne, y el ambiente de inseguridad que a veces se respira por la noche. Han filmado los lugares más populares de Sao Paulo como el pasaje de graffitis de Beco da Vila, Ibirapuera, Faria Lima, Avd. Paulista, Bela Vista (barrio italiano), Liberdade (barrio japonés), barrio 25 de Março, etc; y por supuesto, la música que envuelve al reportage ha sido un gran punto positivo. La mayoría de los temas que he escuchado son de los más famosos entre los brasileros, han logrado ampliar el espectro desde la samba, pop, rock, hasta el country más típico del sur del país.

La verdad que iba decidido a criticar cada aspecto del programa, ya que muchas veces han ofrecido lo bonito de las ciudades, ocultando la vida real. Pero reconozco que han hecho un buen trabajo. Han mostrado, exceptuando algunas cosas, casi todo lo que se puede ver por la ciudad, así como han hablado de los grandes contrastes de Sao Paulo. Espero, sinceramente, que sigan con la misma pauta, y que incluso se esfuercen por mostrar españoles que se encuentran al mismo nivel, o parecido, que la mayoría de la población con la que conviven, en lugar de sacar ricachones que viven a modo de reyes. Ojala hubieran sacado más personas como el obispo español que llevaba a cabo una obra social en la favela, y no a tantos diseñadores de ropa, o empresarios de firmas multinacionales que forman parte de la clase alta de la sociedad.

ps.Para el que tenga interés por el reportage y aún no lo haya visto, aquí va el link:
http://www.rtve.es/alacarta/videos/espanoles-en-el-mundo/espanoles-mundo-sao-paulo/1196467/
disfrutarlo ;)

lunes, 12 de septiembre de 2011

Viaje a Paraty y Rio de Janeiro


Tras mi viaje a Paraty y Rio de Janeiro, muchas cosas por contar... No podría hablar de todo en un
solo post, así que trataré de resumir mi experiencia, y explicar un poco lo que me quedó del viaje. De todas formas, no prometo que en los siguientes post no escriba inspirado por lo ocurrido en esos 7 días.

Mis dos primeras jornadas fueron en Paraty, un pueblo costero, muy tranquilo y en pleno desarrollo gracias al sector turístico, que se encuentra a unas 4 horas de Río y otras 4 para Sao Paulo. Llegué a las 4 de la madrugada, porque mi amigo se confundió en el horario de autobuses y pensó al comprar los billetes, que llegaríamos sobre las 6. Es decir, pensábamos que llegaríamos cuando algo estuviese abierto, pero como no fue así, nos pusimos a "vagabundear" por las calles hasta que pudimos cargar el móvil de mi amigo en una ambulancia que pasó por nuestro lado a las 5´30 de la mañana, y así pudimos contactar con otros amigos para que nos dieran la dirección del albergue en el que dormían, y entrar a las 6 h. Esa fue la primera anécdota del viaje. En Paraty, me dio la sensación de estar en la Sudamérica de los documentales, donde ver un caballo en plena calle, mientras los buses y coches pasaban por su lado, no es nada de lo que extrañarse. Lo mejor de esos dos días, fue la bicicleta por los caminos, para luego disfrutar con mis 5 amigos, de playas vírgenes sin nadie alrededor. Bañarse solo, tranquilo, con un paisaje de fondo lleno de vegetación, montañas, y cocos...no tiene precio.

El martes por la noche llegue a la Río de Janeiro. De nuevo me encontraba en una gran urbe, nada que ver con Paraty. Pero Sao Paulo ya me había adiestrado para las grandes masas de gente y el tráfico denso, así que todo fue sin problemas. Allí me dí cuenta que cada vez soporto menos el comportamiento del turista típico: no me gusta tomar fotos a todo, no me gusta ir en plan rebaño a los lugares, ni hacerme notar como extranjero en los bares o en la playa. No disfruté del Cristo Redentor, porque había allí un porrón de "gringos" (así llaman los brasileños a los extranjeros, ya sean de EEUU, Colombia, o Italia) tomando fotos hacia el Cristo, con los brazos abiertos. Había tantos flashes y gente con los brazos abiertos en el aire, que me agobié y no pude disfrutar de las vistas que el Corcovado ofrecía. Copacaba e Ipanema más de lo mismo, no me asombraron demasiado. Realmente, las playas españolas no tienen nada que envidiarlas, comprendo que sean famosas porque son las playas más populares (son extensas y cercanas a la población) de Río, pero son playas normales. Lo más destacado de ellas: están limpias en una ciudad donde viven millones de personas, y siempre hay gente haciendo deporte. Allí la playa es un modo de vida. Lo que más me gustó de Río, fue su paisaje montañoso, el barrio de Santa Teresa y el Pan de Azucar. Las vistas desde este último fueron mágicas. Tal vez así me lo parecieron, porque fue en un día que mis amigos ya habían marchado a Sao Paulo y me quedaba solo, asimilando el final de mis "vacaciones". El caso es que llegué al Pan de Azucar a última hora, al atardecer, habiendo ascendido la primera colina por un sendero a través de la vegetación, para así ahorrarme el viaje del teleférico hasta allí, y solo pagar el último tramo. Fue genial subir de esa manera. El sendero era estrecho y lleno de hojarasca y raíces de los arboles, lo que a veces te hacía tropezar o resbalar, pero a mí me encanto subir acompañado de mi respiración y los sonidos del bosque. Una vez tomado el teleférico para llegar a la cúspide del Pan de Azucar, las vistas fueron maravillosas. También en esta ocasión había muchos "típicos turistas" con sus bermudas lacoste, sus bolsos D&G y bebiendo en el bar de la colina sus martinis, pero también había ese espacio de mochileros en la barandilla del Pan, observando todo Río, con sus playas, sus hoteles, favelas, y montañas, vigilados por los pájaros que decían adiós a un nuevo día con la caída del sol. Y ese, ese fue el momento que quiero recordar de mi viaje. Mi última "foto" a Río de Janeiro.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Sentido humano de la vida

Pienso que siempre me gustó escuchar la lluvia contra la ventana de mi habitación, pero que no sería lo mismo si viviera en una chabola de la favela. Que ahora esa lluvia me señala el aire limpio que al día siguiente podré respirar, pero que en otros lugares solo significa un camino de barro hasta el mercado. Que el sol que tomo en la playa para estar moreno, es el que quema la piel del vendedor subsahariano de las gafas de sol y las pulseras de cuero. Que me despierto y voy directo al baño, para luego dirigirme a desayunar, mientras otros orinan por un catéter en su cama de hospital, mientras la enfermera le ordena ayunar hasta la prueba gastrointestinal. Otra más.

Pienso en placeres. En los más placenteros. Que corresponden con los más primitivos, e instintivos. Pienso en orinar cuando llevo una hora queriendo hacerlo. Llegar al orgasmo mirando los ojos de mi chica. Comer, sin haber probado bocado durante todo el día. Relajarme, tras acabar un buen trabajo. Pienso en como me hacen vibrar cuando los consigo experimentar, que el mejor, siempre es el que está por llegar cuando más lo necesito.

Pienso que necesito poco para vivir, que lo innecesario me sobra, y no me ayuda a ser feliz ni a disfrutar de los auténticos placeres de la vida. Que estoy aquí por algo, y que ese algo se mueve entre "nosotros"... que como humano debo preocuparme por actuar como tal, demostrar mi humanidad al tiempo que la disfruto y sufro.

martes, 23 de agosto de 2011

Tránsito

Tras unos días en los que he estado debatiendo conmigo mismo sobre si hablar de los disturbios en Madrid o sobre mi nostalgia hacia mis personas queridas, he decidido no hablar de ninguna de ellas, y continuar con mi visión del nuevo lugar en el que vivo. Porque sí, porque igual que disfrutó y lloró con lo que me contáis de allí, también quiero aportaros algo que yo si vivo y vosotros no.

Además que mejor tema para relacionar nostalgia familiar y disturbios violentos que hablar del tráfico, tránsito en portugués, paulista. Cercanía social y violencia en un mismo espacio.

Como podréis imaginar de la segunda ciudad del mundo con mayor densidad de población, aquí el tráfico es horrible. El transporte público tiene un índice de calidad parecido al índice de seriedad de Pocholo, los pasos de cebra son bromas irónicas al peatón, y el uso del intermitente no lo conocen, así que para indicar cambios de carril o giros, utilizan la bocina. En efecto, es un tráfico caótico y con banda musical incorporada.

El sistema de metro tiene nada más que 5 lineas, mientras que en Madrid (con 16 mill de habitantes menos) existen 13. Los buses, aquí llamados omnibuses, poseen dos funcionarios: el conductor y un cobrador que se encuentra en la parte media del vehículo visiblemente dormido, y sentado en frente de un torno que existe para pasar al otro lado, donde se encuentran las puertas de salida. El torno esta hecho para aquellos personas corredoras de fondo o en estado de malnutrición, así que si eres obeso o llevas mochila estás literalmente jodido. Pero con el paso del tiempo, llegas a acostumbrarte a pasar ajustadamente por ese artilugio donde notas como sus hierros se deslizan por tu piel cual boa constrictor. Por supuesto este tipo de transporte público me parece de lo peor, y más en una ciudad donde es visible la riqueza por parte de la autoridad local y parte de la ciudadanía. Muestras de ello son la cantidad de vehículos todoterrenos, motocicletas de gran cilindrada, helicópteros (hay muchos edificios con helipuertos en la azotea)... ¿Por qué entonces no se invierte más en una mejor movilidad urbana? porque los políticos de turno prefieren quedarse parte de ese dinero público, y no les importa mucho la movilidad de la clase media y baja ya que se mueven dentro de sus coches privados, con chóferes, etc. Me resulta gracioso sin embargo, cuando hablo con personas de Colombia u otros países, y me dicen que aquí el transporte público esta muy desarrollado...ejem ejem... no quiero pensar cuando vayan a Europa, y mucho menos pensar, cuando yo vaya a sus países.

Además de mala calidad, el transporte público brilla por sus altos precios. El bus y el metro cuestan torno al 1,30 E y no existe bono transporte o algún medio para que sea más barato el hecho de viajar a tu zona de trabajo, estudios todos los días. Cuesta más que en España, y como yo he comprobado, y más que en otros países escandinavos o del centro de Europa. Teniendo en cuenta la diferencia de salarios que aquí hay con respecto a Europa, y de su mala calidad, me parece un robo por parte del Estado, y un impulso al transporte individual. La ciudad tiene tantos coches y motos, que el aire puede producir dolor de cabeza, tos, inflamación de la garganta y escozor en los ojos. Estos síntomas yo los he tenido, y eso que no voy mucho al centro de al ciudad. No quiero nombrar otros problemas más graves testados en estudios científicos para aquella parte de la población en contacto directo y frecuente con este tipo de ambientes. Solo cuando llueve, notas ciertas mejoría en la calidad del aire, pero claro, esto no siempre ocurre. Aquí en Sao Paulo, aún no he visto el cielo de un color diferente al gris de las nubes que avecinan chubascos, o al amarillo propio de los días que brilla el Sol con su amigo Smog.

Con todo esto moverte por la ciudad puede resultar una aventura emocionante al estilo Indiana Jones. Para cruzar los pasos de cebra los vehículos no paran, incluso usando la técnica de amagar con la pierna al aire para comprobar si pisan el freno, como me describió en Madrid un amigo palentino. Aquí, hay que ser igual de agresivos que ellos: pasar fingiendo que no les ves, y rezar para que ellos si lo hagan. En el bus, es fundamental sujetarte a las barras, o en caso de que seas bajito (muchos buses fueron construidos en Alemania, tomando su patrón de altura, que claro está, no es el mismo que en latinoamérica) agarrarte de las correas que cuelgan de ellas. Sino lo haces, puede pasar lo mismo que si montas en una atracción de feria sin ponerte el cierre de seguridad: vuelas y te chocas con todo el mundo. La gente no permite salir antes de entrar: aquí todo es junto y a la vez. Así que si tienes que bajarte en esa parada debes actúar del mismo modo que con el paso de cebra: no mires a tu contrario, solo avanza. Y por último, si tienes prisa por ir a algún lugar, olvidate de cumplir tus objetivos utilizando el transporte público. Conozco gente que han celebrado un par de cumpleaños esperando a su autobús.

Abraços!!

lunes, 15 de agosto de 2011

La pasión brasilera


La curiosidad por las relaciones amorosas está presente en mí desde que entendí lo maravilloso y lo dañino que pueden llegar a ser. No termino de comprender como se puede llevar a cabo una relación estable y cómoda para ambas personas, sin que al mismo tiempo resulte una relación hipócrita o coarte sus libertades individuales. Será que sólo me he llevado malas experiencias, y sobretodo, pocas y breves.

Una de las cosas más interesantes que me he encontrado en Sao Paulo, ha sido lo cariñosos que son las personas cuando se trata del amor. Si son afortunados de tener una pareja/relación, lo demuestran cada segundo que les es permitido. No sé si están locos por dar amor al prójimo, o simplemente es la lujuria que los empapa, como el calor del aire castiga su piel. Ya sea una pareja en torno a los 50 años, o un simple rollete de discoteca, aquí las personas no se avergüenzan de tirarse a los brazos de la persona "amada" y regalarle besos, caricias, y expresiones envidiables para todo aquel que los observa.

Como digo aquí el amor romántico es algo que se vive día a día: igual que ves las noticias durante la comida en España, aquí le sorprendes a tu novia esperándola a la salida del trabajo, le dices lo bien que le sienta la corbata a tu marido mientras esperáis al bus (con mirada picarona incluida), o propones salir a bailar ese fin de semana al lugar donde os conocisteis por primera vez. Y esto sucede con las parejas más "veteranas". En caso de que te enroyes con un chico o una chica en un bar, la cosa no cambia, todo es igual de romántico: esa misma noche, la persona ya no sé despega de ti (a no ser que se vaya a enroyar con otro/a, cosa bastante común) y te dice lo atrayente que le resultas, como si fuera la primera vez que hubiese besado a alguien. Te llena de halagos, hasta el punto que te quita las ganas de querer echar un polvo, y prefieres ir a ver el amanecer con él/ella. Pero tranquilos, ell@s no son tont@s, si ven que sus técnicas de embelesamiento son excesivas, en seguida te acercan el paquete de manera instintiva, o te preguntan si llevas condones en la cartera. Exacto, pensareis, las maneras cambian, pero el objetivo no.

Es a lo que me refiero de la Forma del Amor. Como todo, el amor tiene un fondo y una forma, e igual que el fondo no cambia en ningún lugar del mundo (o eso quiero pensar), la manera de expresarlo sí. Y aquí en Brasil, en Sao Paulo, en las zonas donde yo me he movido, simplemente la manera que tienen de demostrarlo es mucho más intensa y frecuente de lo que he visto en otros países. No es que me dé envidia, ni que me produzca un sentimiento de rechazo, como dije antes, me resulta curioso. Pero bien sé, que el hecho de ver a una pareja deseandose el uno al otro en la calle, no significa que en el fondo, la relación sea digna de admirar. Ver a dos personas besándose a mi lado cuando estoy comiendo no me da ningún tipo de celo, más bien me producen cierto escrúpulo cuando trato de tragar mi plato de soja (o PVT, usando el vocablo de la cafetería). Sin embargo, uno no puede evitar acordarse de quien dejó atrás, o quien puede esperarle en el futuro, cuando ve unos ojos enamorados decir "te quiero".

Un abrazo fuerte para tod@s, y un besazo grande para quien me lo permita ;)

martes, 9 de agosto de 2011

Hora de comer!


Mi comida se lleva a cabo en la cafetería universitaria. Hay 4 en la universidad donde estudio: 3 públicas, y una privada subvencionada por la universidad. Sin embargo, para los estudiantes solo están disponibles 3 del total, ya que una de ellas está reservada a los profesores. Para acceder a ellas solo es necesario presentar un ticket de comida y el carnet universitario (en caso de estudiantes nuevos, como yo, presentamos un papel mugriento que demuestra soy estudiante de la universidad; dicho papel se ensucia cada día más que pasa sin que me den un carnet como es debido, ya que la burocracia brasileña es si cabe más lenta que la española, incluso para poner mi foto en un carnet ordinario, hace cerca de un mes).
El ticket de comida, no os lo vais a creer, pero cuesta solo 1,90 Reais, o lo que es igual, 0,83 € . Así es, como y ceno en la universidad, gastándome al día menos de 2 €. Es probable que necesitéis leer lo que acabo de decir, pero ya veis, ventajas de no vivir en los llamados países del primer mundo. Aunque no creáis por supuesto que el resto de precios aquí son igual de baratos, la mayor parte de las cosas en Sao Paulo, me las estoy encontrando igual de caras que en Madrid, e incluso más. Aún teniendo una calidad mucho menos, como es el caso del transporte público. Esto es un país en crecimiento a ver que os habéis creído!! xD. Pero en la universidad, todo lo que se dice ser público, lo cumple a raja tabla: la comida, el transporte, el material, las instalaciones deportivas...todo es "gratis", teniendo que pagar solo un precio simbólico, o nada, por los mismos.
Los tickets como iba diciendo, se venden por 1,90 reais, pero solo en una taquilla cerca del pabellón Central (ese es el nombre de una de las cafeterías universitarias). Si tu caso es el de los estudiantes que prefieren acudir a alguna de las otras dos cafeterías, ya sea por cercanía o porque gustas más de las otras, debes ir a comprar los tickets al pabellón Central y luego ir a comer donde más te plazca. Pienso que si en vez de poner tres taquillas de venta de tickets en el Central, pusieran una taquilla por cada cafetería estudiantil, facilitarían las cosas a los estudiantes y a ellos no les supondrían tanto perjuicio. Esto no solo lo opino yo, sino la mayor parte de brasileños con los que he hablado. Pero esto es Brasil amigos, y aquí "las cosas son como son, y no como deberían ser". Por tanto, hasta que llegue ese momento, 3 opciones:
- Comprar cada día tu ticket de comida en el Central y comer allí, abarrontandose normalmente
- Comprar muchos tickets un día a la semana en el Central, para los demás días comer donde te plazca
- Comprar los tickets a un vendedor clandestino de tu cafetería más cercana por 2 reais (esta fue la opción que yo utilicé pensando que las personas que vendían estos tickets eran empleados de la universidad para facilitar el trabajo a los estudiantes; "qué iluso!" pensareis, pues bien, tarde más de una semana en enterarme que no era así).
La diferencia entre las cafeterías no es mucha. El Central, y la COCESP (no me preguntéis que significa tales iniciales) son los restaurantes públicos permitidos a los estudiantes, y la cafetería de Química es la privada subvencionada por la universidad. En los dos públicos, se da la misma comida, y en el de Química varia el segundo plato. El primer plato es siempre el mismo en todas, ya sea almuerzo o cena: judías pintas con arroz. Mañana y noche. De lunes a domingo (sí, se me había olvidado comentar que los fines de semana también esta abierto, aunque no para la cena). Otra diferencia de los dos públicos con el privado, es que ellos dan la opción de arroz integral para todo aquel que no quiera el arroz blanco común, y una porción de soja (que ellos llaman orgullosamente PVT, proteína vegetal) para todo aquel que no quiera optar por la porción de carne. Yo como pretendo ser vegetariano, siempre que me sea permitido, suelo optar siempre por está última opción. El arroz integral, también trato de tomarlo siempre, ya que pienso, tiene algo más de fibra que el arroz blanco común, y puede evitar el estreñimiento que pienso provoca comer todos los maravillosos días de la semana: judías pintas con arroz, y plato de soja. Tras llevar a cabo esta dieta durante casi un mes, os digo que funciona. No estoy estreñido. Aunque sospecho es el zumo aguado que nos dan, similar al jarabe dalsi que tomabamos de niños para viajar la fiebre, lo que causa que mi frecuencia al water sea mayor que la de un ciudadano normal, y no el hecho de que coma arroz integral en vez de arroz blanco.
Otra cosa curiosa, es que en las dos cafeterías públicas, la comida se reparte en una especie de bandejas de metal con cavidades donde se deposita la comida. Me mola. Es rollo un tanto carcelario lo sé, pero me gusta ver la comida tan ordenadita en cada una de sus cavidades sin tener que mezclarse como ocurre cuando se acaban las bandejas y nos dan platos. Odio cuando nos dan platos y me mezclan las judías pintas y el arroz con, por ejemplo, la ensalada y unas patatas fritas. A veces tengo autenticas reflexiones en la fila, pensando que platos elegir para mezclar, para que al menos uno de ellos se salve con el plato pequeño que nos dan para los postres.
Me hace gracia también, que a aquí a las ensaladas solo les pongan un ingrediente. Debe ser una de las diferencias con la cultura española, porque que yo sepa, las ensaladas normalmente (depende de lo que sean) suelen llevar unos 3, 4 o más ingredientes. Aquí el día que ponen "ensalada", significa que pueden ser: hojas de lechugas, un par de rodajas de tomate, o unos matojos de escarola. Y encima, como la sal es gorda y el aceite es de girasol industrial, yo no me la aliño, así que imaginad lo rico que me sabe la ensalada brasilera.
Resumiendo: el "bandeiao" es mi dieta actual: sana, repetitiva y con alto contenido en hidratos. Pero es barata, si voy solo me puedo entretener mirando a la gente que pasa por delante de mí mientras mastico, y perfecta para el deporte (y sino mirad que comen los sumos: arroz y más arroz).
Un saludo a todos!!

viernes, 5 de agosto de 2011

Sorpresa!! a senhora da limpeza!


Despierto con la alarma del móvil. Son las 7´30 de la mañana, las 12´30 en España. El motivo por el que despierto a esa hora no es otro, que llamar al banco de nuevo, para solucionar el problema que llevo arrastrando con la tarjeta desde hace más de 3 semanas. Llamo y el oficinista me dice que el director, la persona con la que debo hablar para una serie de trámites que el oficinista denomino hace una semana como "serios", "está ocupado con unas llamadas, yo le digo que te mandé un email"... Nos despedimos, y no puedo evitar una sensación de pesimismo mientras me llevo las manos a la cabeza.
Me voy a la ducha y comienzo a pensar en como organizarme el día: no puedo retrasarme mucho en la redacción de mi pasado curso y para empezar pronto el proyecto, tengo que hacer deporte, quedar con José para que me deje de nuevo dinero... Cuando vuelvo a mi cuarto, abro la ventana de madera,dejando solo al descubierto la parte de cristal, y comienzo a trabajar con el ordenador. De repente, llega el motivo de esta entrada, la limpiadora. Primero, escucho unos toques en la ventana (se puede decir que vivo en una especie "bajo") y veo a una mujer de unos 50 años, con bigote y aspecto risueño. Tras los golpes y mi cara de perplejidad, la mujer me enseña sus dientes de alta coloración amarillenta y noto como empieza a recorrer mi habitación con su mirada. Así es de natural esta mujer, no conoce el término "intimidad" o "privacidad". Incluso suelta una pequeña risa cuando ve unos calzoncillos en mi cama. Y con las mismas se va. Fueron solo 3 minutos, pero me dejo petrificado, no por miedo, sino por lo inesperado que me resulto todo. Pero mi fuerza de reacción es rápida, así que con las mismas, pongo el seguro a la ventana y a la puerta y sigo trabajando.
Una hora después, tras estar escuchando a Lady Gaga gracias al fantástico móvil de mierda de mi vecino gay, vuelvo a escuchar unos ligeros toques en la ventana. No podía creerlo, otra vez la mujer de la limpieza sonriendo e inspeccionando mi habitación, con la misma naturalidad, y con el mismo permiso que sus ojos y posición frente a mi habitación le daban. No pude evitar reírme esta vez. La mujer me hace un gesto de "sal fuera" con la mano, habiendo antes tratado de abrir mi ventana (buen el gesto el mío el de haberla puesta el seguro una hora antes ;) ). Dudé unos segundos, pero tras reconsiderar que sería capaz de hacer esa mujer sino yo no hacía lo que me mandaba, decidí salir. Sí, salí con las chanclas y a medio vestir para a ver a una mujer que no conocía de nada pero que se atrevía a inspeccionar mi habitación y reírse de mis calzoncillos en la cama, solo, porque ella me lo había mandado. Así es el comportamiento de un español ante una mujer brasileña (no importa que porte bigote o no). Me saludó y me preguntó, en un portugués próximo al euskera, de dónde era y si quería ver lo limpia que había dejado la cocina. Sin comentarios. No hace falta decir, que para mí, persona que no le agrada mucho la República en la que vive, y que además, trata de comer y cenar en la universidad porque es mucho más barato y rápido, no le importa lo más mínimo el lugar al que aquí llaman cocinha, y que especialmente en mi República, es famoso por su hospitalidad a la grasa en todos sus rincones. Pero ok, quiero ser respetuoso, y agradecer el interés de esa graciosa mujer hacia mí, así que le contestó que soy español, y veo la cocina: "muito limpa senhora, muito melhor agora que voçê limpo a cocinha". La mujer me sonríe, y atención: ME GUIÑA UN OJO... Tensión. Mucha tensión viví en esos momentos. Volví rápido a mi habitación, cerré el ordenador, terminé de vestirme y con las mismas me fui a la universidad. "A almorzar" le dije a la señora. Es importante decir que eran las 10´30 de la mañana. Pero bueno así es Sao Paulo: aquí las cosas no son como debieran ser, sino como son.
Un saludo a todos, y disfrutar del fin de semana

domingo, 31 de julio de 2011

mi República

Mi hogar es una habitación de 5 m2, que pertenece a las llamadas "casas-repúblicas". Estos lugares son básicamente grandes casas, donde viven muchas personas, las cuales comparten la cocina, y los baños. A veces incluso las pequeñas habitaciones. Normalmente son alquiladas a estudiantes o personas con no muchos recursos, ya que la vida en ellas no resulta del todo agradable. Al menos a mí, así me lo parece. La cocina, espacio de 7 m2 que compartimos 12 personas, y el baño que tengo al lado de mi puerta, es compartido (la república tiene 3 baños para los 12 que somos).
Los vecinos, son incógnitas para mí. Creo conocer a todos de vista, con algunos incluso he intercambiado algunas palabras, pero todos, desde al primero al último me parecen un poco personajes curiosos dignos de aparecer en mi blog:
Está la casera. Una chica de 23 años, bajita y gordita, a la cual le encanta gritar cuando conversa, en vez de hablar como la gente normal (lo sé, el término normal es muy relativo pero creo que sabréis entender a que me refiero). La chica creo no trabaja, solo se preocupa de llevar el pago de los individuos de la casa a raja tabla, incluido el mío. Vivió un tiempo en Valencia, 2 años me contó, sin embargo no habla apenas español. Difícil asunto teniendo en cuenta que el portugués no se diferencia mucho de nuestro idioma. Estuvo casada con un hombre valenciano que la sacaba 10 años, y aunque ella no estaba a gusto con él (o eso nos cuenta), mantuvo la relación mientras la manutención de la misma frenaba sus ansias de desperdigarse por otros lugares, y con otros amantes. Un día, tal ansia de libertad la liberó de su marido, y volvió a Sao Paulo, donde ha logrado de nuevo, vivir sin necesidad de trabajar. El tercer día de estar en la casa, ya me dijo que estaba muy bueno, y que su amiga (delante de nosotros mientras hablábamos) me quería llevar a la cama. Yo estaba lavando los platos en ese momento, ¿qué que hice cuando me dijo aquello?, le ríe la gracia (que para ellas iba en serio) y seguí lavando los platos al doble de velocidad para volver pronto a mi habitación.
LasDos. Ellas son una pareja de lesbianas muy curiosa. No recuerdo el nombre de ninguna nunca, solo sé que LaPrimera que conocí, no giro la cabeza de la televisión hasta que yo llevaba 20 minutos en la cocina y que LaSegunda me mira siempre de una forma muy extraña. Ambas comparten el gusto de la casera por gritar y cantar todo el día, para recordarnos a los demás que vivimos en una República. Su República. LaPrimera suelo verla siempre en la cocina, y la escucho las 24 horas del día con la misma expresión en la boca: "nooooossa". En español viene a significar como un "madre mía". Es muy cansina la mujer. LaSegunda como os decía, me mira de manera extraña siempre, y más extraña me resulta ella. Es una especie de negra con piel muy clara, y el pelo teñido de un rubio anaranjado. Imagino que le gusta a ella, porque no veo quien ha podido aconsejarle ese look. Un día hablando con ellas dos, me di cuenta, que yo solo lograba entender el portugués de LaPrimera, y que LaSegunda tampoco me entendía a mí. Si su cara ya resulta extraña cuando me mira por mirar, imaginad como es cuando le digo algo que no entiende. Parece un pokemon evolucionando. El caso es que por lo que me contaban, ellas dos se juntaron hará cosa de un par de años. LaSegunda venía de una depresión donde adelgazo 12 kg en un mes por culpa de su no comer y su continuo fumar. Ella además tiene dos hijos, pero no me hablaron en ningún momento del padre, así que supongo que tal vez la depresión tuvo algo que ver con él, ya que la dejo con dos hijos y sola. LaPrimera se nota que la tiene mucho cariño, ya que aparte de decir todo el rato nooooossa, también le dedica muchas expresiones típicas de pareja enamorada. Por lo que me contaron, tienen intención de traer a los hijos de LaSegunda a la República para cuidarlos juntas. No me preguntéis donde están ahora mismos esos críos, y haced como yo, no imaginéis como será este lugar si además de las 12 que ya vivimos aquí, vienen dos niños pequeños.
En la casa también reside un peruano, pienso que es uno de los hombres grises que atacaban a momo; un paraguayo, que gusta de hablar por teléfono mientras recorre cada metro de la República; un japones-brasileño que se llama Fernando y al que le encanta cocinar panecillos de queso; y un par de parejas más, de las cuales me llevo bastante bien con los novios de las mismas. Al final de la República hay una habitación, que yo pienso debía ser una despensa o cuarto de la leña por el hecho de ser pequeña y encontrarse en frente de la barbacoa. Allí vive un chico gay con piercings raros en la cara, el cual pone a beyoncé todas las tardes con la intención de dar un toque chic a la morada. Pero no lo consigue.

lunes, 25 de julio de 2011

Esta vez, cumpliré el reto!!


Me cuesta decir que no. No me refiero a rechazar ciertos ofrecimientos, o regalos de personas ajenas, ya conozco la manera de decir "no" sin provocar una ofensa o rechazo hacia los demás: con un "no gracias", de manera sincera y sonriendo, la gente no suele darse por ofendida o rechazada (a no ser, estemos hablando de una persona inmadura, y entonces no vale la pena preocuparse por aceptar ese regalo y complacerle, porque más tarde o más temprano le dirán "no" y solo habremos alargado su sufrimiento). Sin embargo, hoy me refiero a decir "no" a nosotros mismos. O visto desde otro punto de vista, decir que "sí". Me explico. Cada vez que trato de adoptar una buena costumbre y sustituir la mala, nada. No consigo liberarme de la equivocada postura "trabajada" durante cierto tiempo. No consigo decir "no" cuando mi pereza decide tumbarme en el sofa y no salir a correr, cuando la lujuria repleta mi cabeza de fantasías y no atiendo en clase, cuando mi gula se dispone a repetir plato cuando ya mi estomago está lleno, cuando la impaciencia ganó la partida al trabajo diario y abandone una actividad interesante... Me cuesta decir no, a aquello que no quiero para mí, pero que al mismo tiempo soy quien lo causa. Me cuesta decir "sí" a aquellas actitudes que quiero tomar, o habilidades que quiero entrenar.

Escribo de ello, porque no creo sea el único en La Tierra con esta "enfermad". En mi último post, ya hablé sobre como las personas muchas veces no nos lanzamos a aquello en lo que queremos para nuestra vida por miedo o por comodidad. En este caso... no sé porque fracaso. Imagino que es la inercia de las costumbres, y la pereza en emplear suficiente energía como para detener tal inercia. Lo que esta claro, es que los malos hábitos o ineptitudes, son como una bola de nieve: crecen a medida que pasan los años. Así, será mejor trabajemos nuestra fuerza de voluntad y cumplamos con lo acordado, antes de que lleguemos al punto de ser productos de una deriba, que no combatimos con el empuje de nuestros remos.

Desde hoy hago pública algunas de mis decisiones. Creo que escribiéndolas aquí, añadiré algo de fuerza a mi empeño por cambiar (o dicho de otra forma, cierta presión negativa a mi gusto por la marcha atrás):

- Decido llevar a cabo las meditaciones que me prometí hace un tiempo para mejorar mi capacidad de concentración (a día de hoy, al mismo nivel que mi flexibilidad física)

- Decido leer en inglés todos los días al menos 40 min, para no perder aquello que durante un año me sirvió para comunicarme.

- Decido comenzar de nuevo a practicar deporte, al menos 40 min diarios.

Estas son algunas de las cosas que me planteo a partir de hoy. Se admiten apuestas sobre cual será la primera en caer derrotada, aunque preferiría muestras de ánimo o incluso si vuestro interés de participación supera la capacidad de comunicación de Emilio Botín, os invito a que también vosotros publiquéis vuestras propuestas de cambio a corto plazo.

ps. Sobre mi flexibilidad física, espero que a nadie se le ocurra preguntar si puedo tocarme la punta de los pies con las manos... No responderé a tal cuestión.

Un saludo a todos

jueves, 21 de julio de 2011

Sobre la envidia a los viajeros


Hace algún tiempo, básicamente desde que empece a solicitar becas de movilidad y me las fueron concediendo, he escuchado muchas veces por parte de conocidos, su " qué envidia" por las cosas que me pasan. Dicen que tengo suerte, que soy muy afortunado por poder viajar tanto con las becas que recibo por estudiar.
A veces me quedo extrañado, ¿envidia de qué? ¿solo por qué viajo? me parece una tontería en ese caso. Con mi experiencia, me he dado cuenta que viajar, como otras actividades, no es reconfortante si tú no deseas que así sea. Es decir, muchos marineros viajan por trabajo, porque no tuvieron otra oportunidad o la denegaron en tiempos pasados, pero que trabajen y viajen como tal, no significa que les guste. Poniendo mi caso como estudiante, he conocido a muchos como yo, que no se adaptaron a la vida en el país que se encontraban y que llegaron a enfermar por depresión. ¿es una persona afortunada también en esas circunstancias? Yo creo que no. Pero también creo que aquel que desea hacer algo y va a por ello, supera las malas rachas al anteponer su meta a los percances.
Creo que muchos cuando hablan de envidia a mis viajes, lo hacen desde su punto de vista "modo turista". Para los que nunca hayan ido de viaje al extranjero y hayan tenido una estancia mínima de 3 meses allí, ya les comento que es muy distinto "viajar por turismo" que "vivir en el extranjero". Hacer turismo siempre es por diversión e interés, y al contrario que establecerte allí por un periodo de tiempo, no implica ningún tipo de responsabilidad profesional, es decir trabajo. Vivir en el extranjero implica separación, autonomía, responsabilidad de tus actos en todo momento, trabajo/estudio... una nueva vida vamos. Y la vida, como siempre y en todos lados, tiene tanto buenos momentos como malos. No tiene nada de especial la vida diaria una vez que te acostumbras al lugar, ya sea en Valdemoro, Marsella o Singapur. Vivir es vivir, y solo nosotros hacemos interesante ese hecho.
Creo sinceramente, que si hay motivos por los que envidiar a alguien, no deben basarse en las cosas que le ocurren por casualidad, puesto que a todos nos pasan de vez en cuando cosas buenas y malas, sino en la actitud que ese alguien tiene ante lo que le ocurre. Ante su vida. Quizás yo si pueda ser digno de admirar (parafraseando lo que escuché), pero no por viajar señores, sino porque así lo quiero y lucho por ello. Todos podemos ser dignos de admirar sí decidimos coger la vida por los cuernos y ser los actores principales de nuestra película.
No me gustan las personas que leen un libro, ven una película, o se fascinan con el relato de alguien y dicen "joder que pasada, que suerte de vida". Y ya está. Llegan a casa, se meten en la cama y se tiran un rato pensando y envidiando lo que acaban de leer, ver o escuchar. Me entran ganas de cogerle de la pechera y gritarle "Pero tronco como qué "que pasada" y ya está, ¿y tu vida qué? si sabes que cosas harían de tu vida, una vida mejor ¿por qué no te lanzas y haces que tu vida no tenga nada que envidiarle a la de los demás?!". Y repito no estoy hablando de las ocasiones en las que nos alegremos por los acontecimientos que le ocurren a los nuestros, o haya momentos en que echemos de menos algunas cosas que otros estan viviendo; esos momentos no tienen porque ser una señal de que no estamos cumpliendo con nuestros proyectos vitales, simplemente son pequeñas comodidades o ventajas que prefeririamos tener. En realidad estoy hablando de aquellas veces en las que conoces las cosas que podrías hacer para sentirte mejor, para encaminar tu vida por el camino de tus sueños y no estas dedicando tiempo a cumplirlas. Yo por ejemplo muchas veces echo en falta salir de cañas con mis amigos por La Latina, o ver un partido de la Champions con mi padre, pero os aseguro que cuando pasan esos segundos, reconsidero lo que estoy viviendo, y no lo cambiaría por nada del mundo. Esa es la sensación, la sensación de estar en tu lugar, la que nos hace sonreír, y llegar a casa silbando nuestra canción preferida. Sabiendo que el tiempo no se esta escapando entre los dedos.
Dedicado a aquellos amigos, que solo les falta un empujón de valor, para echar a correr por la senda de Sus vidas.

domingo, 17 de julio de 2011

La fe en los sueños,camino del destino


Octubre de 2010. Daniel se encuentra mirando la web de su universidad española, de la que ahora se encuentra tan lejos, y da con la sección de becas internacionales. La misma que visitaba un año antes para encontrarse donde actualmente reside. Curioseando, descubre unas becas con destino a Sudamérica, y decide interesarse un poco más. Descubre que hay tres programas de movilidad con destino al Nuevo Continente, y en el mismo día, se entera también de otra beca de movilidad dentro del territorio nacional.
Al cabo de una semana, seguido de una voz interna, solicita los 4 programas de movilidad. Todos rellenados por la web, y enviados por correo certificado, siendo entregadas por un amigo de la universidad, el cual llega a firmar algunas de las solicitudes que a Daniel se le olvido firmar. Las dudas respectivas de cada programa son preguntadas por email, y respondidas según la unidad de tiempo burocrático; a saber, es 3 veces mayor que la unidad de tiempo del resto de mortales.
A su vez, Daniel tiene que lidiar con un período de estudios en el extranjero, donde por primera vez se enfrenta a una nueva cultura, un nuevo idioma, una nuevo sistema educativo con mucho más presión que el anterior, y un pequeño enamoramiento que le trastorna por las noches. Algunos de los cursos, tras estudiarlos hasta más de 12 horas en el mismo día, le son suspendidos. Continúa con los problemas de comunicación con todo aquel que no habla el español, y la chica que le sonreía decide cambiar de compañero de juegos dejandole tirado. Y sobretodo, echa en falta a su familia. Maldita nostalgia, piensa.
Sin embargo, no todo es malo por supuesto. Daniel, consigue aprobar 4 cursos de 5, el inglés lo habla con facilidad en primavera, y le conceden todas las becas que solicitó. Una vez más, Daniel sabe, que pese a las adversidades, debe perseguir aquello que le atrae. Aquello que su voz le indica. Los sueños que no se cuecen en el cerebro, sino en el corazón.
Tal es la situación, que Daniel debe seleccionar entre las becas, pues las 4 no son compatibles. Escoge una para Brasil correspondiente al 1º semestre, y la beca nacional para el segundo semestre.
Aquí comienzan los problemas in-humanos, que suelen luchar contra los aspiraciones humanas: burocracia.
El papeleo que debe realizar es gigantesco para ambas becas, estando en el extranjero le es más complicado debido a no poder presenciarse en muchos de los lugares que se le requieren. Todo es a través de Internet y de amigos en España. La sacudida de emails que manda y recibe cada día es inmensa, y muchas veces por ello descuida su actual curso en el país escandinavo donde se encuentra. Aquellos que solo hablan con él de vez en cuando, y que no conocen su situación diaria, dicen envidiarle... A él le hace gracia.
La burocracia llega a dificultarle tanto la confirmación de sus nuevos proyectos, que a falta de 1 día para el vuelo, aún no tiene visado para viajar, lo que puede ocasionarle:
1. Pérdida de 500 E, que no son suyos (plus de preocupación y angustia para él), correspondientes a la ida del vuelo
2. No asistencia al curso que empieza esa semana; La no asistencia al inicio de clases se castiga, según las clausulas del programa de movilidad, en una retirada de la beca y del convenio educacional.
Se enfrenta a la posibilidad de quedarse "en blanco" durante 6 meses, y lo que le da más rabia, que sus planes se vean alterados por una burocracia que no tiene tiempo para preocuparse del perjuicio económico y personal que provocan, pero sí del malgasto de dinero en privilegios y/o personal incompetente.
Pero Daniel cree en sí mismo, y en el devenir de las cosas. Y la mañana del vuelo a Brasil, Daniel llega al consulado brasileño una hora antes de que abran las puertas, y tras hablar, y exigir una respuesta por un fallo de papeleo que él no cometió pero que él pagará de no verse solucionado, consigue el visado. Y aquí sentado en el aeropuerto de Sao Paulo, espera que le venga a recoger un desconocido que le resulto agradable por una web de contactos, contándome lo que considera una historia en la cual la fe se convirtió en la espada de su destino.

lunes, 11 de julio de 2011

Ruido, cuestión de percepciones


Es curioso el tema del ruido. Más bien de los sonidos que nos molestan, y que por esa molestia calificamos como ruido. Lo digo, porque veo como personas, por ejemplo mi padre, es capaz, y no solo capaz sino que necesita, del “sonido” del televisor para quedarse dormido, pero también es capaz de despertarse, alterarse y discutir, al escuchar el “ruido” que sale del televisor del vecino.

A veces creo que su problema no es ese vecino en cuestión. Porque siempre hay alguien que le molesta cuando duerme, y siempre es por el tema del ruido (debe ser que el karma quiere joderle en ese aspecto). Creo que es la Vida la que le pone a prueba para que logre ser más paciente, o para que simplemente, cuando esté durmiendo como un niño, se deje llevar por el sueño, y no esté preocupándose por el más mínimo ruido que venga de fuera. Y digo esto, porque como he explicado, él necesita de “ruido” para dormirse!! no es el ruido su problema, sino su susceptibilidad con el ruido que él no genera o del que no tiene control.

También esta el tema de la música. Lo que a muchos les ánima a bailar de manera desenfrenada y enérgica, ellos lo llaman música, y otros ruido. ¿Cuál lleva razón? Ni idea. Solo sé que yo me he visto en ambos bandos, y debo reconocer que cuando estuve en el segundo, cuando califique un tipo de música como ruido, lo hice, no por ignorancia como muchos me dijeron, sino porque no sentí ningún tipo de fluidez o coherencia en el sonido. ¿Pero es eso suficiente para calificar un sonido de ruido? A veces me arrepiento. Parece como si la palabra ruido fuera igual de peligrosa y molesta como lo es el sonido al que representa. Me explico: si llamas ruido a un tipo de música, y resulta que con el que estás hablando, es fan de tal música, ¿qué pasa? te sientes fatal contigo mismo!!. Comienzas a disculparte o a poner matices a lo que dijiste!. Te arrepientes como si haber hecho un comentario sobre música, le hubieras dado una bofetada y luego quisieras explicar como fue el viento quien empujo tu mano!! Tememos que esta palabra cause una ofensa con tal persona.

Es curiosa la definición de ruido, y más curiosa es el uso del mismo. Calificamos de sonidos “malos”, ruido, a aquellos que no dominamos o comprendemos. A veces pienso, que las personas somos también como los sonidos: a veces nos catalogan por la percepción que tienen de nosotros en un momento determinado, y eso marca su comportamiento hacia nosotros. Piensan que así, al menos, tendrán un dominio sobre la visión que podamos hacernos de ellos, y no se dan cuenta, que igual, eso que de sí mismos no les gusta, a mí, puede parecerme el “sonido” más hermoso jamás oído. Y viceversa. Por eso pienso, que lo más práctico a la hora de conocer a una persona, es dejar de controlar lo que quiero vean de mí, y permitir que me vean tal y como soy. Dejando ser oídos, todos mis sonidos.