Más de un mes sin actualizar el blog, y vuelvo... vuelvo a escribir en él tras un viaje de 18 días por el Amazonas y Salvador de Bahía... Tras una despedida triste del país donde viví durante 5 meses y medio, dejándome enamorado y herido, valga la redundancia... Tras una semana en mi querida Madrid.
Vuelvo, cogiendo un avión que demoró 30 horas hasta pisar Barajas, sirviéndome todo ese tiempo para pensar en la alegría que experimentaría al ver a todos mis amigos y a mi familia. Aquellas personas, de las que sufrí una tremenda nostalgia durante mi estancia en el extranjero... Vuelvo y sí, me encuentro la felicidad del reencuentro, los abrazos y los besos, pero no todo queda ahí.
Encuentro una sociedad consumida por el consumo, adicta al wassup, que abusa del alcohol, preocupada al extremo por la ropa que vestirá en cada fiesta, creando discusiones y riñas en noches que debieran ser valoradas por la sola presencia de cada uno de nosotros... Me desilusionó, y soy empujado a entrar en esa espiral vertiginosa de infelicidad y ansia...
Hoy tomé un respiro, como aquel que tomaba días atrás en la canoa, remando tranquilamente de una orilla a otra para ver a los animales desperezarse durante el amanecer... Pensé, como hemos podido llegar hasta aquí. Como el ser humano no solo ha sido capaz de modificar tanto el ambiente físico donde vive, sino también los valores de nuestra vida.
Me pregunto como hemos sido capaces de centrar nuestra mirada en aparatos de "última generación" sin escuchar al amigo que nos habla. Como hemos sido capaces de gastar más de 50€ en una camiseta, pero no de dar 3 € al mendigo de la puerta. Como hemos sido capaces de mantener nuestro orgullo fuerte frente al familiar con el que se tuvo una discusión sin importancia, y no de darle ese abrazo cariñoso mostrando que lo que de verdad importa es el amor que nos damos.
Yo ya aprendí la suerte que tenemos al estar donde estamos, y lo importante que es el valor humano. Que los regalos más bonitos son los que salen del corazón y el dinero no puede comprar. Espero no olvidar mi lección, y valorar siempre lo que somos, así como la importancia de darnos valor no perdiéndolo en cosas sin importancia. Porque al igual que el ave es "más" ave cuando la vemos volar, el ser humano es humano cuando se comporta como tal, preocupándonos por nuestra humanidad.
Ps. Normalmente siempre coloco fotos sacadas de google, pero para esta ocasión mostraré algunas de las fotos más importantes durante mi vida en Brasil, entre las que se encuentran imágenes de mi experiencia en las favelas y los viajes que realicé por ese país maravilloso e injusto al mismo tiempo.