domingo, 31 de julio de 2016

Empieza por Educar

Por fin conseguí entrar en Empieza por Educar (ExE). Después de solicitar entrar en este maravilloso programa educativo para profesores por tres años seguidos, a la tercera fue la vencida. Justo tras regresar de Birmania de mi último empleo como profesor de Ciencias, pasé las últimas pruebas de selección, y antes de que me decantará por otra oferta de trabajo en Tanzania, me llamarón para comunicarme que estaba seleccionado para la nueva promoción de participantes 2016-18.

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Logo de la Fundación Empieza por Educar. Fuente: teachforall.org

Qué alegría me dio. Confieso que últimamente ya no me importaba mucho donde trabajar y vivir, sino el qué hacer y para quien trabajar. Sin embargo, después de dos años y veintinueve días sin pisar España, y más de seis años entrando y saliendo, ya me apetecía experimentar cómo es la vida en Madrid. Ahora ya como adulto.

Comencé con ExE en el curso intensivo que dan en julio para todos los participantes del programa (con sedes en Pais Vasco, Cataluña y Madrid) junto con las horas de clase en la Escuela de Verano (en un colegio público cerca de Puerta del Angel, Madrid). Fueron 30 días muy intensos de sesiones sobre pedagogía, técnicas de aprendizaje, desarrollo personal, y convivencia con el resto de participantes, dentro de la residencia que habilitaron para todos nosotros (69 en total) durante el mes de julio, además de las clases que impartíamos en la escuela de verano por las mañanas. He de decir que disfruté y aprendí mucho a pesar del trabajo duro.

Este pasado viernes, la mayor parte de participantes y tutores no pudieron derramar lagrimas ante la despedida. Tendremos oportunidad de vernos en el futuro pero todos echaremos de menos estos 30 días de esfuerzo conjunto y anécdotas varias.

De todas las cosas que aprendí me quedo con la del valor de expresar mis emociones y pensamientos para equilibrar mi mente. No vale unicamente con reflexionar sobre aquello que siento, sino que expresarlo, ya sea oralmente o escrito, me ayuda a identificar, comprender y afrontar mis desafíos. No soy el tipo duro que aparento. Los años en el extranjero, la soledad y aislamiento que me acompañó, además de la inesperada bienvenida que recebí por parte de amigos y familia, ha provocado que me defienda con una coraza de insensibilidad, frialdad, y una apatía que no es propia de mí y termina por ahogarme más que protegerme. Así que he decidido hacer caso de mis compañeros y tutores y establecer una rutina para expresarme: regresaré al blog y lo tomaré como mi diario. Espero que esta vez mi regreso sea más consistente.


Solo hay una regla: tratar de escribir al menos cinco días a la semana. Ya sea una linea, o cinco hojas. En español, inglés o portugués. Podré expresarme incluso con música si eso es lo que refleja lo que siento y pienso porque no halle palabras propias para explicarme mejor. Pero definitivamente quisiera poder llevar a cabo este reto junto con los anteriores que me propuse a comienzos de año.

Kuwa na siku njema compañeros!

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