Mi hogar es una habitación de 5 m2, que pertenece a las llamadas "casas-repúblicas". Estos lugares son básicamente grandes casas, donde viven muchas personas, las cuales comparten la cocina, y los baños. A veces incluso las pequeñas habitaciones. Normalmente son alquiladas a estudiantes o personas con no muchos recursos, ya que la vida en ellas no resulta del todo agradable. Al menos a mí, así me lo parece. La cocina, espacio de 7 m2 que compartimos 12 personas, y el baño que tengo al lado de mi puerta, es compartido (la república tiene 3 baños para los 12 que somos).
Los vecinos, son incógnitas para mí. Creo conocer a todos de vista, con algunos incluso he intercambiado algunas palabras, pero todos, desde al primero al último me parecen un poco personajes curiosos dignos de aparecer en mi blog:
Está la casera. Una chica de 23 años, bajita y gordita, a la cual le encanta gritar cuando conversa, en vez de hablar como la gente normal (lo sé, el término normal es muy relativo pero creo que sabréis entender a que me refiero). La chica creo no trabaja, solo se preocupa de llevar el pago de los individuos de la casa a raja tabla, incluido el mío. Vivió un tiempo en Valencia, 2 años me contó, sin embargo no habla apenas español. Difícil asunto teniendo en cuenta que el portugués no se diferencia mucho de nuestro idioma. Estuvo casada con un hombre valenciano que la sacaba 10 años, y aunque ella no estaba a gusto con él (o eso nos cuenta), mantuvo la relación mientras la manutención de la misma frenaba sus ansias de desperdigarse por otros lugares, y con otros amantes. Un día, tal ansia de libertad la liberó de su marido, y volvió a Sao Paulo, donde ha logrado de nuevo, vivir sin necesidad de trabajar. El tercer día de estar en la casa, ya me dijo que estaba muy bueno, y que su amiga (delante de nosotros mientras hablábamos) me quería llevar a la cama. Yo estaba lavando los platos en ese momento, ¿qué que hice cuando me dijo aquello?, le ríe la gracia (que para ellas iba en serio) y seguí lavando los platos al doble de velocidad para volver pronto a mi habitación.
LasDos. Ellas son una pareja de lesbianas muy curiosa. No recuerdo el nombre de ninguna nunca, solo sé que LaPrimera que conocí, no giro la cabeza de la televisión hasta que yo llevaba 20 minutos en la cocina y que LaSegunda me mira siempre de una forma muy extraña. Ambas comparten el gusto de la casera por gritar y cantar todo el día, para recordarnos a los demás que vivimos en una República. Su República. LaPrimera suelo verla siempre en la cocina, y la escucho las 24 horas del día con la misma expresión en la boca: "nooooossa". En español viene a significar como un "madre mía". Es muy cansina la mujer. LaSegunda como os decía, me mira de manera extraña siempre, y más extraña me resulta ella. Es una especie de negra con piel muy clara, y el pelo teñido de un rubio anaranjado. Imagino que le gusta a ella, porque no veo quien ha podido aconsejarle ese look. Un día hablando con ellas dos, me di cuenta, que yo solo lograba entender el portugués de LaPrimera, y que LaSegunda tampoco me entendía a mí. Si su cara ya resulta extraña cuando me mira por mirar, imaginad como es cuando le digo algo que no entiende. Parece un pokemon evolucionando. El caso es que por lo que me contaban, ellas dos se juntaron hará cosa de un par de años. LaSegunda venía de una depresión donde adelgazo 12 kg en un mes por culpa de su no comer y su continuo fumar. Ella además tiene dos hijos, pero no me hablaron en ningún momento del padre, así que supongo que tal vez la depresión tuvo algo que ver con él, ya que la dejo con dos hijos y sola. LaPrimera se nota que la tiene mucho cariño, ya que aparte de decir todo el rato nooooossa, también le dedica muchas expresiones típicas de pareja enamorada. Por lo que me contaron, tienen intención de traer a los hijos de LaSegunda a la República para cuidarlos juntas. No me preguntéis donde están ahora mismos esos críos, y haced como yo, no imaginéis como será este lugar si además de las 12 que ya vivimos aquí, vienen dos niños pequeños.
En la casa también reside un peruano, pienso que es uno de los hombres grises que atacaban a momo; un paraguayo, que gusta de hablar por teléfono mientras recorre cada metro de la República; un japones-brasileño que se llama Fernando y al que le encanta cocinar panecillos de queso; y un par de parejas más, de las cuales me llevo bastante bien con los novios de las mismas. Al final de la República hay una habitación, que yo pienso debía ser una despensa o cuarto de la leña por el hecho de ser pequeña y encontrarse en frente de la barbacoa. Allí vive un chico gay con piercings raros en la cara, el cual pone a beyoncé todas las tardes con la intención de dar un toque chic a la morada. Pero no lo consigue.