jueves, 21 de octubre de 2010

Los retrasos compartidos de mi amiga

Hoy he vuelto a cabrearme con una persona por su falta de formalidad. Se trata de una amiga, con la que quedaba bastante y hace unas dos semanas que no veía. Una de sus características, además de ser simpática, agradable, y con unos gustos parecidos a los míos, es su falta de formalidad: nunca llega a la hora, avisas de sus retrasos de hasta 30 minutos cuando quedan 5 minutos para que nos veamos, se excusa diciendo que no tiene tanto tiempo como nosotros, que qué prisa hay...así no solo consigue que los demás la esperemos, sino que muchas veces trastoca los planes, quedándome sin hacer algo que deseaba.

La formalidad es una cualidad muy positiva para mí. Es un adjetivo que denota el compromiso que te tienes a ti mismo. A la palabra dada. Mucha gente la relaciona con la rigidez y el trato frío. Sinceramente, una cosa no va unida a la otra.

Conozco personas con un trato cercano, divertidas y muy sociables, que a la vez son formales. Sin embargo, pensándolo bien, no conozco el caso opuesto...Solo se me ocurre pensar, que viniendo de un pais latino, la sociabilidad es algo que va con nuestra cultura ;) por tanto seguro que los hay por alguna parte, aunque no haya tenido la ocasión de cruzarmelos en el camino.

Volviendo el tema de la formalidad, no veo por qué algunos se revelan contra la idea de hacer un esfuerzo por organizarse mejor,o simplemente adaptarse, no a sus horarios azarosos, sino a los horarios marcados, que ellos mismos eligen en la mayor parte de los casos. Nosotros los humanos tenemos la capacidad de poder elegir muchas de las cosas que hacemos y cuando las hacemos. No tenemos que ser esclavos de nuestros impulsos. Los defensores de "los horarios libres" (informales en su más puro significado) me dirán que ellos prefieren no ser esclavos del tiempo, prefieren dejarse llevar por sus gustos, intereses, intuiciones... Atención, en ningún momento hablé de que para ser formal haya que reprimirse. Ser formal no riñe con dejarnos a nosotros mismos de lado, es más, si os fijais en el caso qué conté arriba, muchas veces son las personas "libres", las que no tienen tiempo ni para quedar con sus amigos y tomarse algo. Como mucho, aspiran a llegar tarde.

A eso me refiero con la formalidad: debemos esforzarnos por ser nosotros quien dominemos en el mayor grado de los casos lo que queremos hacer y cuando. Si implicamos a más gente en nuestras actividades, doble motivo: ser consecuente con lo que decidimos hacer, y ser respetuoso con la gente que aceptó compartir ese tiempo con nosotros.

La gente informal, más que lograr una mayor libertad en su vida diaria, logra: perderse muchas de las cosas que se proponía hacer, y que la gente de su alrededor termine hastiada de ella, perdiendo la confianza en su palabra. Simplemente, por pura "vagueza", la persona informal no termina de condimentar su vida con el coraje que la formalidad imprime al tiempo. Todos deberíamos abrir nuestros horarios lo suficiente para no ser esos esclavos del reloj, pero sino ponemos limites, la informalidad acaba adueñándose de lo más importante, nuestro día a día.

Lo peor de todo para mí, es que me gustaría poder decirle esto a mi amiga, pero simplemente no quiere que le de la "chapa" jaja. Esta claro: es una persona que me importa, sino no me hubiese molestado el plantón de hoy tras dos semanas sin vernos. Pero poco a poco, las ganas de pasar tiempo con una persona que no respeta el mio, hace que yo tampoco quiera compartirlo con ella.

Un saludo chic@s, prometo resumir un poco la próxima vez ;)


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