El ocio fue el campo más desarrollado en el planeta de la Sobre-abundancia, ya que era un bien fácilmente explotable: se gastaba rápido y la gente siempre quería más. de hecho, el país más influyente de la época, era el que conseguía exportar más ocio: compraban carteleras de cine, los mejores puestos de cada librería, gran publicidad de sus deportes y músicos... Todo para favorecer sus artistas-productos y ganar una bonita imagen internacional que escondiera los fenómenos de interés bajo la persiana del ocio.
Mientras que antes, la mayor parte de las actividades ociosas habían sido encaminadas para lograr una mayor relación entre los miembros de la sociedad, ahora todo se había virti-individualizado. No hacía falta que los niños salieran a la calle para jugar con otros niños, ya tenían video-juegos en casa; las tv planas se convirtieron en los mejores amigos del núcleo familiar, y hasta se podían encontrar en poblados chabolistas donde los reporteros no veían agua corriente; en internet se crearon comunidades virtuales donde "conocer" gente, intercambiando (des)informaciones personales, gustos, fotos... Y para aquellos que buscaban algo más, sin llegar a suponer un cansancio o esfuerzo personal, se podían encontrar webs donde calmar tu sed sexual motivados por situaciones pornográficas en la que nada tenías que ver.
El deporte no tenía como intención favorecer hábitos saludables o servir como medio de diversión, sino que fundamentalmente se buscaba el fin estético: se realizaba en gimnasios donde la gente miraba videoclips de la MTV mientras montaban en bicicletas estáticas, o escuchaban música haciendo pesas sin prestar atención al de al lado (algunos, incluso les pareció demasiado contacto con el exterior, y decidieron atiborrar su casa de aparatos con los que realizar unos ejercicios físicos que acabarían por aburrirles tras 2 semanas de alta motivación; aparatos que acababan los desvanes antes mencionados).
La información ya no era un granero del saber, sino que contagiaba de confusión a todos. Las personas, siguiendo su alma ambiciosa, no buscaban calidad informativa, sino cantidad informativa: exigían cada vez más palabras, más imágenes, más noticias, más películas, más hits musicales, más bestsellers... Daba igual lo que fuera, la gente solo quería avivar su cerebro con impulsos, sin realmente preocuparse de la información que estaba recibiendo. Esto no solo genero manipulación mediática, sino que la capacidad biológica de las personas no lograba asimilar tal cantidad de información, y finalmente se llegaba a un nivel de indiferencia e ignorancia del todo realmente alarmante entre la población joven.
Los medios de transporte, dejaron de utilizarse como tal, para pasar a ser un medio donde demostrar tu "buen porte". Las madres y padres ya no acompañaban a sus hijos al colegio llevándoles de la mano, sino en todoterrenos todopoderosos, inculcando el aspecto de superioridad y superficialidad que es "importante" poseer en sociedades modernas; la gente joven, ya no aspiraba a lograr una estabilidad económica que les permitiera pagar un pequeño alquiler o emprender un negocio, sino el dinero posible para adquirir y mantener un coche (si pudiera ser deportivo y "guapo") con el que ir a comprar el pan, cuando sus madres se lo pedían. Los autobuses, trenes, metro, y por supuesto la bicicleta, pasaron a ser modelos de transporte cutres, o freaks. Sus últimos utilitarios solían llevar casco al estilo de los astronautas para no ser burlados después por sus compañeros. No hace falta decir, que no tener carnet de conducir antes de los 25 años, o no haber pisado un avión nunca, se consideraban síntomas de retraso mental.
Perfecto. Te felicito, un magnífico texto. Un saludo.
ResponderEliminarGracias diógenes!! aún me queda por subir la tercera y última parte :)
EliminarTengo curiosidad por leer la tercera parte...
ResponderEliminarPd.- ¿ Cuál crees que sería la forma más efectiva para cambiar esta locura capitalista ?
de eso tratará la tercera parte jeje ;)
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