Llevo unos días en los que abunda el
silencio. Un silencio que da miedo, permisivo con la soledad. Me
produce profundas reflexiones sobre mí y mis seres queridos,
valorando mi mundo y con quien lo comparto.
Siento como aquellos que han
experimentado conmigo fines de semana y risas, se encuentran ahora a
mil km de distancia de mi corazón. Ya no cuento con su tiempo como
antes.
He despertado, y trato de no sentirme
mal con quienes solo veo en fiestas, o quienes dejan de quedar porque
surgió algo/alguien mejor. Ahora que me encuentro débil para bailar
y beber toda la noche, o les surgieron nuevas compañías, da la
casualidad que me invade el silencio. Justo ahora llega su invasión,
cuando más desprotegido me encuentro. Parece una trampa.
No es fácil ignorar la indiferencia de
tus allegados. Especialmente cuando aún quieres compartir los días
con ellos. Sin embargo, resulta más difícil reconocer a los que sí
me brindan su brazo y compañía.
Allí en las islas, donde a pesar de la
distancia, me inundan con sus palabras de afecto y ánimo como si
fueran una nube de algodón, se encuentran mis padres. No nos vemos
muchos, pero hablamos y escuchamos todo lo que tengamos que decir.
Una pena no poder compartir imágenes o caricias. Una lástima no
compartir este silencio.
Mi amigo el silencio, que me revela la
que fue siempre mi compañera: la soledad. El silencio, que me daña
con las verdades todavía inconfesables. Es él quien me reta a
seguir por el camino correcto y tirar la venda de mis ojos.
Dice que me centre en mis sueños sin
hacer caso de preocupaciones absurdas. Me señala aquellas personas
que verdaderamente están cuando las necesito. Me da el espacio que
preciso para no cegarme en este mundo convulso de mil sonidos e
imágenes por segundos.
Me hace recordar los tiempos en los que
era niño y jugaba al fútbol en la calle. Los días en los que
navegué por el Amazonas con el torso al aire, chocando mi torso con
el sol del atardecer. El aire frío de Suecia, que golpeaba mi cesta
cargada de setas y manzanas. La luna llena, celosa de las estrellas
en el cielo de La Palma.
El silencio. Llega sin aviso y siempre
consigue asustarme. Me abraza a pesar de mis esfuerzos por librarme
de él. Me moja de su soledad, tan fría e incomoda. Hasta que al
final me siento cómodo al calentar dicha sensación, y convertirla
en una intimidad inspirara en el sentir de la libertad.
El silencio. Ese amigo fiel que nunca
me abandona.
Que entrada mas bonita.
ResponderEliminarQue recuerdos mas afortunados.
Esto solo es una etapa aprovéchala para conocerte bien. Sin cosas que te distraiga.
Cuando el sileció te moleste. Llenalo con musica, que también es muy inspiradora. Hazte "playlist" para diferentes tipos de animo.
Aunque la música animada es la mejor para levantar el animo, no siempre apetece, y menos si vienes de un silenció profundo. Quizá una lista de reproducción , lenta, otra un poco mas animada y poco a poco salir de el silenció.
Muchos besos!
Gracias por el cumplido ;)la verdad que no me puedo quejar de aquellos recuerdos, cuando me inspiro en ellos me siento un privilegiado. Respecto a las playlist, pienso como tú. Confieso que en este mismo blog tenía una playlist de m´suica tranquila, que me gustaba oir cuando escribía o leía, pero ultimamente parece ser que no funciona :S
EliminarUn blog amigo me ha dado la año hasta aquí. Máravillloso descubrimiento,.
ResponderEliminarEl silencio, que llega así sin ruido y entra por los poros de la piel para habitar nuestra alma y sus costuras....
Me alegro que te guste Carlos :) Sientete como en casa.
EliminarComo a Carlos tambien un blog amigo me ha hecho descubrirte, espero poder leer muchos más pensamientos tuyos. Suerte
ResponderEliminarGracias RosaSor!! se bienvenida!:)
Eliminarhola hola, buenos días!! que tal en el trabajo nuevo?? ya has empezado?? eso tambien te ayudara a conocer nueva gente y tener perspectivas de otras historias que no sean un game over.
ResponderEliminarde todas formas créeme que sé de lo que hablas, cada uno lo vive a su manera porque para eso somos diferentes, pero sí maño sí me ha encantado como lo has descrito, empatizo con lo que dices.. aunque tengas gente cerca.. al final la soledad es el fiel amigo... sabes? ahora mismo me ha venido bien leerte (ya le daré las gracias a Celia) es como si me hubiese leído a mi misma...
buenooooo, nos seguimos viendo!! que tengas muy buen Martes!!
Gracias Pumi!!pues sí ya empecé el trabajo nuevo, esta es mi segunda semana, y aunque tengo dos compañeras un tanto particulares (de las que tengo pensado escribir más adelante xD) en general estoy muy contento :) Me alegro te cayera bien la entrada jeje encatado de que regreses pronto por aquí!!
EliminarMe es muy familiar esta sensación. Y no hay nada en el horizonte por recorrer que te haga volver a la paz que te da el pasado. Pero esto es así.
ResponderEliminarPara gente como nosotros la vida es un constante recorrido entre ciclos y círculos, todo parece que se repite, pero de cada ciclo se aprenden cosas diferentes. Al final, siempre llegará el círculo del que no quieres salir y del que no te sacan, pero hasta entonces... aprende todo lo que tengas que aprender de cada nuevo ciclo/círculo.
No tengo palabras para contestar a tu comentario :) se bienvenida Véstila, espero saber de ti pronto!
EliminarEl silencio... el que permirte escuchar... y escucharse. El que, si no asusta, efectivamente se convierte en amigo fiel.
ResponderEliminarEn general... tiene mala fama, eso es todo :-)