Celebración de la independencia de Somaliland el pasado domingo. Fuente: www.somalilandpress.com |
El domingo 18 fue el día de la
independencia en Somaliland. Se conmemora la fecha en la que la
región noroeste de Somalia, conocida como Somaliland con capital en
Hargeysa, se declaró unilateralmente independiente hace más de 20
años.
Los profesores de la escuela y los
pocos estudiantes que quedaban (la mayor parte se había ido con sus
familias durante estos 5 días de vacaciones que tuvimos) fuimos a la
celebración en la aldea donde estamos. A mí la verdad no me hace
ninguna ilusión las fiestas patrióticas de este tipo, posiblemente
porque vengo de España donde los nacionalismos no han hecho más que
generar conflictos sociales. Sin embargo en África, hay que
reconocer que mucha gente idealiza este tipo de movimientos ya que
tienen su raíz en la descolonización.
En la aldea nos trataron (a los
profesores) como un trofeo. Parecíamos la copa de la Champions
League: nos sentaron en unas sillas para que todo el mundo nos
pudiese observar bien, y luego nos pasearon, de la mano del alcalde,
por toda la aldea (15 minutos, no es muy grande). Incluso había un
cámara que no paraba de grabarnos mientras los peces gordos del
poblado se ponían a nuestro lado, y personas de todo tipo nos
colgaban banderas por la cabeza y los brazos. He de reconocerlo: no
me gustó. Como digo, a mí el orgullo patrio me parece
contraproducente. Apoyaría sin duda cualquier celebración de unión
entre pueblos, o de lazos de tolerancia, pero en este caso, en el que
siendo sincero tal vez me falte más información, no estoy a favor
de la independencia de Somaliland.
Se independizó porque el grupo armado
(de todos los que había durante la dictadura de Siad Barré luchando
contra el régimen) conocido como Movimiento Nacional Somalí (MNS),
se dio cuenta que el país era un auténtico caos tras la caída del
dictador (1991). De hecho, solo fue en el último tramo de la lucha
contra el dictador que los argumentos nacionalistas comenzaron a
aflorar. El bombardeo del régimen contra la la capital de la región
(1988), Hargeysa, y las ancestrales rivalidades entre clanes (cada
cuál con su propio grupo armado) dieron lugar a una división de las
fuerzas opositoras que generó la guerra civil posterior, y la
independencia de Somaliland (1991).
Si bien comprendo que los somalilanders
apoyen un gobierno autónomo hasta que el resto del país se
normalice (hasta la fecha Somalia cuenta con un gobierno de
transición que solo controla Mogadishu, el resto del territorio lo
controla Al-Shabaah y otros señores de la guerra) pienso que el
objetivo final debería ser la unión y ayuda a sus vecinos del sur.
Como dije anteriormente, el pueblo somalí ya anda dividido entre
Somalia, Etiopía, Kenia y Djiboti. Como para dividirlo aún más.
Obviamente esta es mi opinión, según
la información que he recogido y mis ideales. Mucha gente aquí no
lo comparte, y son la razón de que los que estamos a favor de la
unificación nos mantengamos callados. Porque la gente en Somaliland
se enorgullece mucho de su “democracia” pero como occidental
puedo asegurar que es una democracia que amarra la autonomía
ciudadana. ¿Qué paradoja para una región que justamente pide lo
mismo no? Han tenido sucesivas elecciones y en las últimas el
partido opositor las ganó, sin que se produjera ningún conflicto,
pero no hay que olvidar que existen exiliados por todo el mundo que
no están a favor del gobierno, e incluso parte de la población (de
clanes diferentes al Isaaq) no les es permitido votar alegando que
son somalíes y no somalilanders. Por no hablar de la libertad
religiosa.
En fin, no me sentí muy bien el
domingo durante dicha celebración. Mientras oía los cánticos
patrióticos, en mi cabeza sonaba el Africa Unite de Bob Marley.
Mientras los mayores de la aldea alaban Somaliland, a mí me caían
gotas de sudor por el intenso calor que hacía en el lugar de
exposición donde nos tenían. Y aunque reconozco me encantó salir
de la escuela y ver personas nuevas, especialmente a los niños, no
me gustó que me tratasen como un trofeo blanco que apoya su causa.
El año que viene no repito.
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