sábado, 5 de septiembre de 2015

Celos a larga distancia


Ayer hablando con K, me volví a desesperar. Me contó qu el miércoles cuando fue a bailar salsa a una discoteca en Nairobi se lo pasó muy bien. Yo me imaginaba a que se refería pero la pregunté más. Me dijo que el único problema fue que vestía un vestido corto y atrajo la atención de muchos chicos. Yo sabía que aquello no fue un problema para ella en absoluto, sino la razón de su disfrute aquella noche. Pude imaginarla bailando con otros chicos bien pegada, como ya hacía cuando yo estaba con ella en Nairobi. Tuve un ataque de celos fuerte, pero esta vez al menos lo pude disimular.

Mi primera reacción como siempre es de enfado. Aquel mismo miércoles habíamos estado hablando y yo le había dado mis consejos sobre cómo meditar y demás, porque me contó que está interesada en ello para calmar su mente y encontrarse a sí misma. Yo la escribí varias veces contándola mi experiencia en meditación y dándola consejos para principiantes pues sé que es una actividad en la que puedes perder la paciencia y frustrarte fácilmente. Ella no contestaba tan a menudo como solía hacer. Ahora sé por qué. Estaba ocupada bailando y atrayendo la atención de otros chicos.

Me da rabia. Me da rabia que yo ponga mi atención y aprecio en ella, y sin embargo ella lo busqué en otros. Siento como una traición, aunque no lo sea. Siento como una falta de respeto, aunque no lo sea. Y no es nada de eso porque ni ella está conmigo, ni yo con ella. Lo nuestro ya acabó hace meses. Porque además yo también me he acercado a chicas y de hecho he tenido sexo con ellas aquí en Birmania. ¿De qué puedo quejarme? ¿Qué argumentos tengo para protestar? Es curioso qué hipócritas son los celos.

Siempre que ella me cuenta algo de este estilo, o simplemente la recuerdo flirteando con otros chicos, da igual que esté pasando algo o no, lo primero que pienso es: olvídala, dale cuerda y déjala ir. Luego me calmo, me doy cuenta que no tengo razones para culparla. Ella tiene 23 años y está soltera. No tiene motivos para contenerse o cerrarse a vivir experiencias y placeres. De hecho, yo mismo así lo hago y creo. Creo en que cada uno debiera ser honesto con sus emociones y el momento presente. Ella no me está comprometiendo en absoluto cuando actúa de esa manera. Lo único que compromete es mi orgullo egoísta.

Sé que estas reflexiones posteriores son maduras y positivas. Pero son muy duras de llevar a cabo. Me doy cuenta que tampoco puedo culparme a mí mismo por sentir celos y querer huir de ella para no volver a sentirlos. Es algo natural, el ser humano de por sí tiende a escapar del dolor, aunque sea algo inevitable.

Si no siento celos con ella, lo sentiré con otra, porque hay algo en mí que me hace reaccionar de esa manera a cada momento que la chica que me gusta pierde atención. Yo, que idealizo y quisiera tener una relación abierta con mi futura pareja, he de aprender tanto de mi mismo y del amor que ya no se por dónde empezar.

Me siento tan perdido en la pasión y relaciones amorosas que tiendo a tirar la toalla y hundirme en mi mismo. Tiendo a sentirme miserable por no encontrar a la chica de mis sueños, y es que tal chica, dentro de mí mismo, sé que no existe. Tiendo a deprimirme por aquellas otras chicas reales que conocí, y que ya no están.


Pero hoy cogí aliento y creo en mí. No voy a darle a cuerda a K. No la dejare ir, si ella quiere quedarse. A pesar de mis miedos de que un día, cuando ya no se encuentre sola y en problemas, deje de entablar contacto conmigo, mantendré mi postura con ella. Tal vez no consiga su amor, pero estoy aprendiendo a reconocer mi amor propio.

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