sábado, 22 de diciembre de 2012

Recuerdos y botellones



Justo hoy se cumple un año de mi vuelta a España tras mi estancia de 5 meses y medio en Brasil. La mañana del 22 de diciembre me despedía entre lagrimas de una de las chicas que más me ha marcado en mi vida, y me dirigía hacia el aeropuerto para finalizar mi experiencia "gringa".

Un día antes había llegado de Salvador de Bahía. Fue el destino final de un viaje de 18 días que comenzó en el selva amazónica. Otra cicatriz dulce en mi vida.

Dos meses después partí hacia Barcelona para vivir otra estancia como estudiante de intercambio. Allí, a pesar de las dificultades que tuve con la gente de la universidad, aproveche el tiempo asistiendo a clases de percusión afrobrasileña, continuándo con la capoeira, y haciendo dos voluntariados: uno con un adolescente gitano en riesgo de exclusión; y un segundo con adolescentes africanos llegados solos a nuestros país, y también en riesgo de exclusión.

En Agosto, me fui solo a La Palma, para recorrermela andando y reencontrarme conmigo mismo tras dos años fuera de casa. Otro viaje increíble, que ando describiendo en este blog poco a poco.

Ayer, mientras estaba en una rave con amigos de mi universidad madrileña, pensaba en todo esto. Recuerdos oportunos, ya que no solo se cumplía el aniversario de mi vuelta a España, sino que hace dos semanas fue también mi cumpleaños. Recuerdos y más recuerdos que te hacen ver el paso del tiempo, y los cambios que le siguieron.

Mientras recordaba veía a la gente de la rave ponerse hasta el culo de pastillas, alcohol, porros... Hasta mis propios amigos, que nunca antes había visto de esa manera, andaban con LSD y borrachos. Imaginaos lo que es para alguien, que ni siquiera toma mucho alcohol, encontrarse en un ambiente así. Ni siquiera podía bailar aquella música, repetitiva y dura todo el rato.


Recordé los años, antes de salir de casa, en los que me encantaba salir "a darlo todo", emborrachandome y quedándome toda la noche de fiesta. Salía jueves, viernes y sábado. Acababa con el cuerpo reventado el domingo.

Tras salir de mi casa como estudiante de intercambio, cambié totalmente de chip. Ayer, cuando veía a chicos y chicas bailando de manera desordenada y con una sonrisa en la cara, me veía a mí hace unos años, cuando salir por Madrid se convertía en un lugar de risas, luces y diversión excedida. En cambio ahora, veo borrachos, vómitos, peleas, y una búsqueda por el sexo opuesto denigrante en algunos casos.

No sé cuando me cambié las gafas que ven la realidad, pero esta claro, que mi realidad ha cambiado. Y no puedo volver atrás. Lo que antes me divertía, ya no lo hace, por mucho que quiera "adaptarme" de nuevo, o "disfrutar" de los ambientes por los que mis amigos salen.

Cuando llegué a casa, a eso de las 8h, no pude más que quedarme dormido hasta las 16h. Toda la mañana desaprovechada. Me perdí el desayuno, la luz del sol, el café de mediodía, y cocinar para el almuerzo. Gané cansancio y frustración.

Me pregunté si estaba haciendo las cosas como debería. No liga mucho, o nada, la postura aventurera que he tomado durante los dos últimos años, con mi comportamiento una vez he vuelto. O aquellos viajes fueron para demostrar algo que no era, o salir por botellones y raves obedece a la presión social y al complejo de hacer lo que mis amigos hacen, para seguir dentro del grupo y no quedarme solo.

....Nuevamente recordé aquellos viajes y experiencias. Fuí muy feliz. Y eso, lo dice todo.

Esta noche llegan mis padres de las islas, y pienso abrazarles y decirles lo mucho que les quiero. Pienso disfrutar con ellos las navidades. Pienso disfrutar de mis amigos también, pero de la manera más sincera. Se acabó eso de hacer aquello que no me gusta, solo por complacer a mis miedos y complejos sociales. 

2 comentarios:

  1. No se si te molestará un comentario. pero quería decir que me encanta tu conclusiónn final. Bravo por ti :)

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    1. Cómo me va a molestar!! todo lo contrario, me alegro de que estemos de acuerdo ;)

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