Ahí estaba. Yo mirándole con disimulo
mientras él hablaba con unas amigas. Por fin coincidíamos tras la
fiesta de cumpleaños celebrada hace dos semanas, y esta vez mi
intención era poder acercarme algo más. O por lo menos, algo.
Aunque sinceramente, no parecía que mis intenciones fueran a dar
frutos. Él no mostraba mucho interés.
Acababa de llegar a la casa, donde todos
hablaban, bebían y escuchaban música. Solo era el principio de la
noche, y el objetivo era "entonarse" un poco antes de
entrar a algún local donde obviamente la bebida es más cara. Vi
como no solo yo le miraba, también algunas de las otras chicas que
estaban por allí. Le sonreían y bromeaban tratando de captar su
atención. No sabía qué hacer. Si me acercaba para hablar, tal vez
sería muy descarado, pero si no lograba apartarle un poco, estaba
claro que no tendría ninguna posibilidad. Más que nada, porque ni
él mismo se daría cuenta de lo mucho que me gustaba.
Tras una hora de titubeos y risas
tontas con mis amigas, decidí probar suerte: me acerqué y le ofrecí
de mi copa:
- Oh gracias! no suelo beber, pero le
echaré un trago. Espero que no seas de esas personas que le gusta
cargar la bebida jeje
- No tranquilo, está flojo. ¿Desde
cuándo no bebes? En la pasada fiesta tomaste cerveza con nosotros!!
- Tienes razón. Realmente, trato de no
beber alcoholes fuertes, destilados quiero decir. Pero cerveza o
alguna sangría sí me tomo de vez en cuando. Más o menos llevo 6
meses de esta manera. A ver cuánto aguanto jeje
- A mí me encanta beber. Quiero decir,
no soy una alcohólica jeje pero sí me gusta tomarme algún ron
cuando salgo de fiesta.
- No lo dudo ;)
A continuación se fue al baño. Me
quedé allí pensando qué tal mi primer acercamiento. Menuda
gilipollez decirle que me gusta beber, justo a un tío que no toma
cubatas cuando sale de fiesta. Empezamos bien...
Volví con mis amigas. No pudieron
evitar echarme una sonrisa. En general no me cuesta hablar con
chicos, pero cuando hay uno que me gusta...puff me pongo nerviosa y
se me nota mucho. Y más, si no solo es a mí que me gusta, sino a
varias de las que allí estábamos. Me siento intimidada. Me recuerda
a aquellos programas donde cada concursante tiene su turno para
probar suerte, y los adversarios le miran esperando que falle. Todos
queremos participar y ganar el premio, pero el miedo a perder delante
de los demás resulta superior a veces.
Por otro lado, mis amigas me comentaron
como uno de sus amigos no paraba de echarme el ojo, especialmente
cuando estaba hablando con David (así se llamaba "mi"
chico). Miré al amigo, y nada de nada. Tenía las mismas
posibilidades conmigo, que las que yo creía tener con David. Pero
así es la vida, todos queremos lo que no podemos tener.
Volvió David del baño, justo cuando
su grupo de amigos se acercó a nosotras. Ya nos conocíamos de la
universidad, así que no fue la típica embestida de las discotecas,
cuando un grupo de tíos te acorralan para ligar contigo. En esas
situaciones no sé si piensan que el hecho de qué nos rodeen nos da
morbo, si lo aprendieron en la National Geographic o qué, pero la
verdad que resulta ridículo, y a veces asusta. Nada mejor que
acercarse solo (máximo con un amigo o dos, siempre un número
inferior al grupo de chicas que vayas a hablar) para ligar con una
chica. Al menos esa es mi opinión.
Retomando lo anterior, los chicos se
acercaron y estuvimos hablando y riendo durante un rato. Mi amiga
Sheila fue la que más palabras lograba sacarle a David. No es que el
chaval fuera soso, (por dios, era encantador!!), pero el hecho de
estar con gente con la que normalmente no sale puede que le cortase
un poco. Para eso estaba la cabrona de Sheila (lo digo en el buen
sentido) que tiene un don de palabra que no os podéis ni imaginar.
De ahí, que ponen merengue y la gente
se pone a bailar. Cada uno a su manera, pero fijate por donde que al
David este le encantan los ritmos latinos, y bailaba que no veas.
Cuando todas vimos moverse como se movía imaginad cuál fue nuestra
actitud: ahora entiendo porque las leonas son las que cazan y los
leones los que esperan, somos mucho más agresivas cuando se trata de
... El caso, que una chica le agarro y se pusieron a bailar. Y a mí, por sorpresa, me cogió su amigo. "Joder" pensé.
Pero lo mejor vino cuando el chaval me
pega a él, y noto un ligero bulto en su entrepierna, mezclado con el
olor a whiskey que "emanaba" de su boca al hablarme. "De
puta madre".