Muchas veces he reflexionado sobre la
expresión "no pierdas tu cultura". Podemos pensar que
conocemos lo que significa dicha expresión, pero si de verdad
pensamos sobre ello, muchos no sabemos explicarlo de manera
coherente.
Perder o ganar cultura no es como
perder o comprar un zapato. Al menos parece que ambas pertenecen a
dimensiones diferentes: la cultura, a una más profunda y abstracta,
que está relacionada con la identidad de un pueblo. Aspectos como la
literatura, la danza, la pintura, lascostumbres ("cultura de
calle"), etc, son términos asociados al concepto de cultura. Me
parece increíble algo de por sí inofensivo y curiosamente bello,
puede llegar a dificultar tanto las relaciones humanas y generar
tantas luchas. Entre esos factores, se encuentra la lengua.
Hoy día, la lengua propia es uno de
los aspectos culturales más defendidos por los pueblos para hacer
valer su identidad frente a sus vecinos. No importa que otros
aspectos como la pintura, la danza, la música... estén
sustituyéndose unas por otras; ellos, aún siendo también valores
culturales, no reflejan la fuerza de identidad nacional que le
otorgamos a la lengua. Por ello, si dos pueblos comparten dichos
aspectos, pero la lengua es diferente, ya está en juego la autonomía
de ambos (especialmente en Europa): la lengua indica que ambos
pertenecen a culturas diferentes (aunque los demás valores
culturales los compartan en mayor medida) y por tanto deben limitar
sus fronteras y relaciones. Si entonces hay alguna voz que apoya el
uso, la continuidad generalmente, de una lengua común para evitar
así la separación de ambas comunidades, es tildada inmediatamente
de voz transgresora y represora.
Y la verdad que no lo entiendo. Porque
yo veo a cada valor cultural como una herramienta para vivir en
comunidad; para hacer la vida más fácil, e incluso divertida.
Pienso que cuando uno de esos factores queda obsoleto o simplemente
deja de ser útil como tal, no debería existir ningún problema en
abandonarlo.
Pero claro, esto que digo, en el caso
de las lenguas, a muchos les puede parecer una barbaridad, "Cómo
vamos a cambiar nuestra lengua por otra!! como vamos a olvidarla sin
más!!". Pues simplemente dejando que el flujo natural de la
cultura fluya. Pongo un ejemplo: si los jóvenes del Congo ahora solo
hablan francés en lugar de sus lenguas maternas, ¿deberíamos
tomarlo como un error? ¿como una involución (como muchos dicen)?
claro que no! me parece mucho más importante que en un país tan
grande como RD Congo un chaval del sur pueda comunicarse con uno del
norte, a que ambos tengan que limitarse a hablar con personas de su
región.
Algunos me criticarán argumentando que
planteo un debate en el que hay qué elegir blanco o negro. Cierto,
explicaré por qué lo hago. Por supuesto contemplo la opción de
que, continuando con el ejemplo anterior, ambos congoleños conozcan
tanto su lengua regional como la de aspecto nacional. Pero hablo
desde el punto de vista blanco-negro, porque como todos sabemos,
existen momentos en los que debemos elegir en que aspecto ponemos más
esfuerzo a la hora de aprenderlo/ejercerlo, e incluso hay personas
que no poseen la capacidad de usar varias lenguas. Pienso, que para
esos casos hay que tener claro que es más importante, y para mí, es
más importante unir que dividir. Más importante usar una lengua
general que una particular.
Sin embargo, esto a algunos les
parecerá una catástrofe cultural, como dije antes. Piensan que
abandonando nuestros aspectos particulares, llegaremos a un punto de
en el que no existan matices ni diferencias, rompiendo con el
concepto de muticulturalidad que tanto gustamos de hablar hoy en
día...Y eso sí que me hace gracia, porque eso nunca va a pasar. Al
ser humano le encanta pertenecer a un grupo e identificarse con él
(de ahí que copiemos rasgos culturales de otros pueblos, y nos
asemejemos cada vez más), tanto como le encanta destacar y
diferenciarse de sus congéneres.
De hecho, se ataca al inglés y al
español como dos de las lenguas más "invasoras", pero es
evidente solo con viajar un poco por los países que hablan dichas
lenguas, para ver como igualmente se dan diferencias. Diferencias
que tienden a crecer, y no a disminuir. Que enriquecen el idioma
original, aportando nuevas palabras y significados a sus diccionarios
respectivos.
Personalmente, no veo ningún
inconveniente en la pérdida de rasgos culturales, porque de antemano
sé, que aparecerán otros nuevos. Nos asemejamos y diferenciamos
constantemente. Claro que puede decepcionarnos un poco el hecho de
que alguien de Brasil nunca haya bailado samba, que los nigerianos
ahora solo escuchen rap americano, o que gran parte de los
adolescentes españoles sepan cocinar macarrones pero no tortilla de
patata, pero es que la vida es así: cambios continuos. Y aunque
duela perder, hay que tratar de pensar en lo que ganaremos con ello.
Hay personas que se aferran al pasado,
y otras al presente. Hay personas que tachan de culturas invasoras a
aquellas que predominan o se extienden más rápido que las propias.
Estas personas no comprenden, que la evolución pasa por encima de
todo. Por encima de culturas y opiniones también. Y eso es algo que
no podemos parar, solo aceptar.
Las lenguas se crearon para
comunicarnos, y no para separarnos.