Dos semanas después de mi llegada a Barcelona, acepto que: mi adaptación está siendo difícil.
Básicamente porque me está costando mucho conocer gente y hacer amigos. Me siento solo, y cuando pienso cuáles son las causas de mi problema para conocer gente en esta mi nueva ciudad, se me ocurren varias cosas: la gente en los últimos cursos de carrera no coincide en todas las materias (falta de tiempo para conocerse) y están muy preocupados/concentrados en las pocas que les quedan para acabarla (falta de ganas para conocer gente nueva) lo que me perjudica de manera directa. Además, si la gente tiene que hablar con alguien, lo hace con los que ya conocen, y no con el "nuevo" (demasiado trabajo, pienso, debe causarles). Por mi parte, me encuentro la barrera de los grupos ya formados, la sensación de indiferencia que siento en mis compañeros de clase para hablar conmigo, y la traba del idioma (llama la atención hablar en castellano donde todo el mundo habla en catalán).
Durante mi año erasmus en Suecia me resultaba más fácil conocer gente. Aunque había gente más mayor, muy motivada en los estudios que realizaban, muchos de nosotros eramos extranjeros y nuevos, y eso ya era algo que compartíamos a la hora de iniciar conversación.
En Sao Paulo, yo era el único estudiante extranjero de mi clase y todos se conocían entre sí, pero allí la gente es más sociable y sienten curiosidad por los nuevos. Nunca tuve mejor acogida por parte de gente desconocida.
Por el contrario en Barcelona, a mi pesar (ya que tenía muchas ganas de pasar un tiempo en España tras un año y medio fuera, y todo el mundo me decía que Barcelona era para mí), no me estoy sintiendo integrado. Ni soy atractivo como en Sao Paulo lo era por ser extranjero, ni encuentro facilidad con la gente para iniciar conversación (ellos conmigo debe ser que tampoco).
El primer día cuando me vieron dirigirme al profesor nada más entrar en el aula, la gente calló y oyeron como explicaba que era un alumno de intercambio, que necesitaba este y otro papel para entregarlo en secretaría... Percibí como la gente susurraba que era de fuera (y al mismo tiempo de "dentro"). Me sentí observado y pensé que a continuación alguien se acercaría preguntando de donde venía, o porque había venido a esa universidad... cualquier cosa... pero nada. Solo en una de las asignaturas, al decirle al profesor que era un alumno séneca, una chica comenzó a hablar conmigo al volver a mi asiento diciéndome que ella también había venido de intercambio séneca desde valencia... sin embargo con ella solo coincido 2 horas a la semana... Intenté más tarde hablar con una chica con la que coincido en tres asignaturas (de 4 totales), pero me di cuenta que no tenía muchas ganas de hablar, y se marchaba rápido de las clases al terminar, lo que no me dejaba opción para continuar la conversación iniciada al comienzo de la clase.
Todos los días (salvo en las dos horas que coincido con la valenciana) es la misma rutina: acaban las clases, y me siento en el pasillo a navegar con el móvil mientras veo a la gente salir hablando cosas en un idioma que no consigo entender (para mí desesperación), tomando el sol y comiendo algo juntos en el césped.
Me encuentro solo, y eso es algo que me deprime, ya que siempre he sido muy sociable y no estoy acostumbrado a pasarme todo el día sin compañía.
Lo más curioso de este asunto, es que el primer día me sentía más solo que el segundo, y más el segundo que el tercero, y así con el pasar de los días, hasta que he llegado a un punto donde comienzo a encontrarme bien sin nadie. Paso las 6 o 7 horas en la universidad sin hablar con nadie excepto lo imprescindible, sin volver a caer en la sensación de soledad y tristeza. Recordé entonces como un amigo que tenía problemas de timidez, me habló una vez sobre una técnica para mejorar la extroversión, y reflexiono si no estaré yo entrenando, debido a que mis circunstancias me han empujado a ello, mi introversión... No me hace ninguna gracia la verdad, pues no es una característica que aprecie, pero así están las cosas en la ciudad condal.