miércoles, 28 de septiembre de 2011

La intimidad que desafía a la soledad


La diferencia entre mi soledad e intimidad es ínfima, pero absoluta. La primera me hace sufrir y la segunda disfrutar. Ambas aparecen únicamente, cuando soy plenamente consciente de mi presencia en este mundo. 
Normalmente esos momentos son acompañados de silencio y ausencia de los demás, aunque también pueden ser experimentados caminando por una calle abarrotada de coches y gente, o durante una gran fiesta.

Cuando no me soporto, soy infeliz, no veo a quien considero debo ver en mí, no tengo suficiente con lo que "tengo"... Soledad apremia un disgusto de carácter epidemiológico. De manera contraria, la sensación mágica infantil que logro algunas veces cuando estoy solo, es producto de la intimidad. Intimidad hace de esos momentos que demandan la ausencia de los demás, algo fundamental para mi bienestar. La comodidad que experimento entonces, es reflejo de una buena relación con uno mismo. Pero bien sé, que esa comodidad a día de hoy, es eventual... Cuando aprendemos a valorarnos, a aceptarnos, y convivir con nuestro Yo, conseguimos sustituir la soledad por la intimidad. Pero esta sustitución, es como pasar de gatear a caminar de pie: merece la pena, pero no es fácil.

Llevarme bien contigo mismo, consigue que el tiempo que paso "junto" a mí, sea no solo más fácil, sino placentero. Para llevarme bien con alguien, en este caso conmigo, he de conocer sus debilidades y sus puntos fuertes, aceptar y disfrutar cada uno de ellos, animarle en la lucha de sus aspiraciones y perdonar los errores del pasado. Así, la convivencia entre "esas dos personas" se vuelve más fácil. Lo que no quita que a veces haya puntos bajos en la relación, y aparezca las discusiones, conflictos, pequeños distanciamientos...o soledad.

En general, teniendo en cuenta que yo seré la persona que más tiempo pasará a mi lado, vale la pena pues, esforzarse por mejorar la relación conmigo, y apoyar la campaña que Intimidad libra actualmente con Soledad.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Saudade por un amor incierto


Siento tu falta como el aire al bucear. Me sumerjo en mis viajes, mis historias, pero tu amor ya no me llega, y la energía romántica que yo solía vestir, se pierde en las calles de la ciudad que habito. Al conversar, palabras ajenas dicen aparento más edad de la real, pero bien sé que mi mente sigue infantil. Tu pérdida la delata. Mi mente tubo miedo de tus besos, y creo argumentos para distanciarse de ellos. Ahora que ya no estás, llora por la razón de verte en sueños, y no conmigo abrazándome en los recuerdos.

Cansado de que nunca resulten mis relaciones. De que sino es Ella, soy Yo. Sino son los sentimientos, son las circunstancias. Sino es el destino, es la intención...Corazón nunca descansa de preocupaciones que no llevan a ninguna parte.

Y se mudan mis convicciones de control por lo que siento. Y mi nostalgia por tu cuerpo no se calma con el deseo de otras miradas. Me llaman y me halagan, pero mi lívido reposa contigo en Madrid, aún no conseguí liberarla en las noches de samba. Me vuelvo loco pensando e imaginando, mi regreso a medio plazo...no quiero enfrentarme a posibilidad de verte allí. Un regreso que no solucionará mi pregunta sobre si estas dudas, este miedo... al volver, verán su fin.

martes, 13 de septiembre de 2011

Españoles por el mundo en Sao Paulo


Acabo de ver el programa de Españoles por el Mundo abriendo la temporada con la ciudad de Sao Paulo. Ciudad donde actualmente resido.

Me ha sorprendido la gran cantidad de lugares que han mostrado y que aún no conozco, aunque también es verdad, solo llevo aquí dos meses, y no me dedico a hacer turismo por la ciudad. De todas formas, ya tomé nota de aquellos parques y sitios que me quedan por conocer, para verlos y "catarlos" antes de mi salida.

Sobre lo que no me gustado del programa o creo se podría mejorar: hubiera sido positivo si hubiesen mostrado algunas imágenes más sobre la vida diaria de la ciudad como los pasillos del metro, el tráfico inmenso de la ciudad, así como el color del cielo al caer la tarde (es anaranjado :S ); han vuelto a sacar las vidas elitistas de ciertos españoles, como siempre hacen con todos los lugares a los que van (cuando fuerón a La Habana, Santo Domingo...), creo que ni da una imagen real de la ciudad, ni es interesante para nosotros sus vidas de opulencia...me ha hecho gracia especialmente cuando una de las españolas muestra su casa, con una habitación el triple que la mía, y dice que no es muy grande...en fin, ojala viera como vivimos los estudiantes o la mayoría de la población paulista; no me ha gustado tampoco la parte de los restaurantes, qué clase de personas creéis se permiten ir a ese bar del propietario asturiano? ni qué decir tiene que no está disponible para la mayoría. Un amigo trabaja ahí, él es el único español del bar junto con el propietario, y me cuenta que solo van los ricos de la ciudad...qué imagen cree ese señor da a Brasil de la cocina española, siendo cara y accesible solo a un pequeña proporción de la población brasilera? es que acaso por ser más cara la comida, es mejor?no lo creo; tampoco comparto la opinión del último chico que decía del Parque de Ibirapuera ser un lugar para la élite paulista... para nada, allí hay gente de todos los tipos, incluido yo mismo xD; y para terminar, el barrio de Vila Madalena, donde una chica llevaba a la reportera a un lugar de samba, más que ser un barrio famoso por las discotecas y lugares de fiestas, lo es, por ser un núcleo de bares de alterne. Cada vez que he dicho a mis amigos brasileros, que el viernes/sábado lo gasté saliendo por ese barrio, todos me echan una mirada picarona y bromean preguntándome si me salió muy cara la fiesta.

De lo que me ha gustado: confirmo la gran oferta cultural de la ciudad así como las oportunidades profesionales que existen; muy bien el hecho de mostrar imágenes de la población con menos recursos: la favela, o los carros de basura que muchas personas arrastran por la ciudad, ya sea de cartones, chatarra (hay muchos hombres que se ganan la vida recogiendo latas de cerveza o refrescos en las fiestas de la universidad para luego venderlas) que se ven por todos lados; genial que hablen sobre la diversidad racial, aquí es enorme, y han hecho muy bien en destacar la "colonia" japonesa afincada tras la Guerra Mundial. Yo al menos no me la esperaba tan grande; qué acierto sacar el sandwich de mortadela del mercado central, el afán religioso (rozando el fanatismo) que se puede ver por las calles, la pasión por el Corinthians, el plato típico de "arroz com feijao" (arroz y alubias pintas) seguido de carne, y el ambiente de inseguridad que a veces se respira por la noche. Han filmado los lugares más populares de Sao Paulo como el pasaje de graffitis de Beco da Vila, Ibirapuera, Faria Lima, Avd. Paulista, Bela Vista (barrio italiano), Liberdade (barrio japonés), barrio 25 de Março, etc; y por supuesto, la música que envuelve al reportage ha sido un gran punto positivo. La mayoría de los temas que he escuchado son de los más famosos entre los brasileros, han logrado ampliar el espectro desde la samba, pop, rock, hasta el country más típico del sur del país.

La verdad que iba decidido a criticar cada aspecto del programa, ya que muchas veces han ofrecido lo bonito de las ciudades, ocultando la vida real. Pero reconozco que han hecho un buen trabajo. Han mostrado, exceptuando algunas cosas, casi todo lo que se puede ver por la ciudad, así como han hablado de los grandes contrastes de Sao Paulo. Espero, sinceramente, que sigan con la misma pauta, y que incluso se esfuercen por mostrar españoles que se encuentran al mismo nivel, o parecido, que la mayoría de la población con la que conviven, en lugar de sacar ricachones que viven a modo de reyes. Ojala hubieran sacado más personas como el obispo español que llevaba a cabo una obra social en la favela, y no a tantos diseñadores de ropa, o empresarios de firmas multinacionales que forman parte de la clase alta de la sociedad.

ps.Para el que tenga interés por el reportage y aún no lo haya visto, aquí va el link:
http://www.rtve.es/alacarta/videos/espanoles-en-el-mundo/espanoles-mundo-sao-paulo/1196467/
disfrutarlo ;)

lunes, 12 de septiembre de 2011

Viaje a Paraty y Rio de Janeiro


Tras mi viaje a Paraty y Rio de Janeiro, muchas cosas por contar... No podría hablar de todo en un
solo post, así que trataré de resumir mi experiencia, y explicar un poco lo que me quedó del viaje. De todas formas, no prometo que en los siguientes post no escriba inspirado por lo ocurrido en esos 7 días.

Mis dos primeras jornadas fueron en Paraty, un pueblo costero, muy tranquilo y en pleno desarrollo gracias al sector turístico, que se encuentra a unas 4 horas de Río y otras 4 para Sao Paulo. Llegué a las 4 de la madrugada, porque mi amigo se confundió en el horario de autobuses y pensó al comprar los billetes, que llegaríamos sobre las 6. Es decir, pensábamos que llegaríamos cuando algo estuviese abierto, pero como no fue así, nos pusimos a "vagabundear" por las calles hasta que pudimos cargar el móvil de mi amigo en una ambulancia que pasó por nuestro lado a las 5´30 de la mañana, y así pudimos contactar con otros amigos para que nos dieran la dirección del albergue en el que dormían, y entrar a las 6 h. Esa fue la primera anécdota del viaje. En Paraty, me dio la sensación de estar en la Sudamérica de los documentales, donde ver un caballo en plena calle, mientras los buses y coches pasaban por su lado, no es nada de lo que extrañarse. Lo mejor de esos dos días, fue la bicicleta por los caminos, para luego disfrutar con mis 5 amigos, de playas vírgenes sin nadie alrededor. Bañarse solo, tranquilo, con un paisaje de fondo lleno de vegetación, montañas, y cocos...no tiene precio.

El martes por la noche llegue a la Río de Janeiro. De nuevo me encontraba en una gran urbe, nada que ver con Paraty. Pero Sao Paulo ya me había adiestrado para las grandes masas de gente y el tráfico denso, así que todo fue sin problemas. Allí me dí cuenta que cada vez soporto menos el comportamiento del turista típico: no me gusta tomar fotos a todo, no me gusta ir en plan rebaño a los lugares, ni hacerme notar como extranjero en los bares o en la playa. No disfruté del Cristo Redentor, porque había allí un porrón de "gringos" (así llaman los brasileños a los extranjeros, ya sean de EEUU, Colombia, o Italia) tomando fotos hacia el Cristo, con los brazos abiertos. Había tantos flashes y gente con los brazos abiertos en el aire, que me agobié y no pude disfrutar de las vistas que el Corcovado ofrecía. Copacaba e Ipanema más de lo mismo, no me asombraron demasiado. Realmente, las playas españolas no tienen nada que envidiarlas, comprendo que sean famosas porque son las playas más populares (son extensas y cercanas a la población) de Río, pero son playas normales. Lo más destacado de ellas: están limpias en una ciudad donde viven millones de personas, y siempre hay gente haciendo deporte. Allí la playa es un modo de vida. Lo que más me gustó de Río, fue su paisaje montañoso, el barrio de Santa Teresa y el Pan de Azucar. Las vistas desde este último fueron mágicas. Tal vez así me lo parecieron, porque fue en un día que mis amigos ya habían marchado a Sao Paulo y me quedaba solo, asimilando el final de mis "vacaciones". El caso es que llegué al Pan de Azucar a última hora, al atardecer, habiendo ascendido la primera colina por un sendero a través de la vegetación, para así ahorrarme el viaje del teleférico hasta allí, y solo pagar el último tramo. Fue genial subir de esa manera. El sendero era estrecho y lleno de hojarasca y raíces de los arboles, lo que a veces te hacía tropezar o resbalar, pero a mí me encanto subir acompañado de mi respiración y los sonidos del bosque. Una vez tomado el teleférico para llegar a la cúspide del Pan de Azucar, las vistas fueron maravillosas. También en esta ocasión había muchos "típicos turistas" con sus bermudas lacoste, sus bolsos D&G y bebiendo en el bar de la colina sus martinis, pero también había ese espacio de mochileros en la barandilla del Pan, observando todo Río, con sus playas, sus hoteles, favelas, y montañas, vigilados por los pájaros que decían adiós a un nuevo día con la caída del sol. Y ese, ese fue el momento que quiero recordar de mi viaje. Mi última "foto" a Río de Janeiro.