Tras un día transcurrido delante del ordenador, con el pijama puesto, sin nada que hacer, sin ganas para nada, había acabado el día para él. Un sábado de hastío, aburrimiento, desperdiciado, ...pasó como un domingo de resaca, pero sin la fiesta que le precede. Un día gris.
Al llegar la noche, metido en la cama cuando sus amigos se preparaban para salir, recibió una llamada. Justo 30 minutos después de haberse dado por vencido,y pensando ya en el día siguiente. Justo antes de encontrar el sueño.
Era él, su mejor amigo. Le contaba como se había pasado toda la tarde trabajando y como le habian dado plantón el último momento para ir a aquella discoteca que tanto deseaba. Ambos deseaban salir pero ambos se habían resignado a no hacerlo. Se hizo un silencio que predijo el principio de la noche....3 minutos de conversación bastaron.
En 10 minutos había que prepararse y coger el bus nocturno que les llevaría a Madrid. En 30 minutos debían llegar a la cola de la discoteca para entrar en aquella sesión. Y toda la noche para darse cuenta que las aventuras con amigos saben mejor con un toque de locura.
Tras risas, bailes, miradas a las chicas, y darse cuenta de lo mucho que habían disfrutado gracias a su decisión in-extremis, decidieron volver a casa. Había sido un noche genial. Pero no, no había acabado.
Mientras su amigo cogía los abrigos, una chica que le había estado mirando desde la entrada a la discoteca, que él había estado mirando desde la entrada a la discoteca, se acercó. Bastó una conversación de 3 minutos...
Un año después, el chico sigue rememorando aquello en su cabeza. Palabras que se empujan por la falta de espacio, pero que no se atreven a salir. Tienen miedo de romper el presente, de volver al nostálgico pasado...De provocar que 3 minutos vuelvan a traer amores de 6 meses.
Este post lo dedico a aquellas noches,tardes,mañanas,momentos...días especiales que no podemos olvidar,por su inesperada llegada a nuestras vidas,por la marca que dejaron ellas :).Un abrazo!
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