martes, 23 de febrero de 2016

Retomo sin regaños ni retrasos

Foto tomada por mi compi de viaje Diego en Ubud, Bali (Indonesia) el pasado diciembre.
Siempre que retomo el blog tras un período largo sin escribir miro cuál y cuando fue la última entrada. Pero esta vez me va a dar igual. No me voy a reprochar nada. Así sin más, retomo donde lo dejé.

Y es que parece que es así como funcionan las cosas: van y vienen si pedirnos permiso o seguir un patrón determinado. Cierto que muchas veces decimos aquello de “las cosas ocurren cuando tienen que ocurrir”, pero a mí la verdad que me pillan por sorpresa normalmente y caigo en la cuenta de esa cita religiosa una vez que ya estoy metido de lleno en una nueva relación, trabajo, accidente, operación…

Continúo aquí en Birmania, como profe de ciencias para alumnos de sexto de primaria. En estos ocho meses me he dado cuenta que me gusta mucho la enseñanza, pero no la enseñanza convencional que aprendí y que la mayor parte de profes impartimos. También, en estos ocho meses he comenzado una relación con una chica que me quiere mucho pero que justo me ha pillado en el punto de mi vida donde decidí que las relaciones de pareja convencionales, o exclusivas, no eran para mí. Pobre chica, toda mi vida buscando alguien como ella, y cuando decido dar el cambio ella va y me conoce.

En estos ocho meses me he dado cuenta que el sureste asiático puede que no esté mal, pero yo sigo enamorado de África. Esa pasión no la mato. He leído mucho sobre la historia de Birmania, Aung San Suu Kyi, y budismo,  tratando de impregnarme todo lo que podía del país donde resido, pero nada. Lo que me llena la cabeza son los acontecimientos que suceden en el continente negro.

A veces me pregunto si soy cabezón. Si mi problema no es solo la falta de paciencia y la insistencia en mis maneras y opiniones, sino también el empeño que le pongo a todo lo que pienso y hago. Tras mucho negar tal teoría por parte de mis amigos y familia, voy a sorprenderles: les voy a dar la razón: me gusta salirme con la mía. Cuando me propongo algo, o me decido por algo, trato de llevarlo a raja tabla. No por falta de imaginación, opciones, o humildad, sino porque de verdad creo que aquello que pienso es lo correcto. Por tanto, no os ofendáis cuando discutamos algo y no me dé por vencido. Me comporto así no por orgullo sino por ignorancia.

En estos ocho meses me he dado cuenta que puedo ser más flexible. Las personas no tenemos que ser siempre como hemos sido. Eso de “soy como soy y si no te gusta te marchas” no te lleva muy lejos. No es que tengamos que dar por vencidos nuestros objetivos o carácter, pero hemos de darnos cuenta que aspectos de nuestra personalidad hemos de trabajar y expresar más para ser unas personas más equilibradas. Algo que podemos hacer sea el momento que sea, sin mayor premeditación.

Cuando ves que las personas tratan de mejorarse a sí mismas día a día y no se empecinan y apegan a hábitos ignorantes es un placer que resulta inspirador.

Sinceramente, yo me alegraba mucho cuando alguien comenzaba una costumbre que yo ya practicaba, o cuando cambiaba de opinión y se acercaba a mi postura. Pero eso era antes. Ahora os doy la razón. No todos tenemos que cambiar de opinión o rutina al mismo tiempo o siguiendo los mismos pasos.


En estos ocho meses me temo que “el soy como soy” me ha dejado. Y me dejó así sin más. Sin avisar ni reprochar. Básicamente, porque aprendí que ocho meses son todo y nada cuando de tomar decisiones se trata.

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