viernes, 12 de abril de 2013

Sacrificicarse


De lunes a viernes me despierto a las 6h de la mañana. Me lavo, me visto, desayuno, y tras meter en la cartera la comida y la cena, salgo hacia el trabajo.

Cojo un bus hacia la estación de cercanías. Voy hasta Atocha, y allí hago transbordo a otro tren. En total, una hora y media de viaje, que aprovecho para leer. Generalmente en inglés para no olvidarlo.

Entro sobre las 8h, y ahí comienzan 6 horas de trabajo como becario. Ayudando en tareas de gestión y administración de las subvenciones y créditos otorgados a empresas y centros de investigación. Empecé muy contento, sabiendo que la estancia me daría muy buen currículo y experiencia científica en el ámbito administrativo (yo que hasta ahora solo había hecho ciencia a nivel de campo y laboratorio) pero reconozco que no estoy disfrutando ni aprendiendo todo lo que quisiera. Me resulta un trabajo aburrido, y la oficina, junto con el trabajo informático, terminan por agobiarme.

A las 14h salgo, muy cansado, con la cabeza llena de números y estadísticas. Marcho a la universidad para continuar con mi Proyecto Fin de Carrera.

Nada más llegar, y a excepción de no tener algún experimento que deba parar o iniciar pronto, me pongo a comer. Si tengo suerte como con los compañeros, sino, solo. Y luego me pongo a trabajar.

Cometo fallos, muchos fallos, y los resultados fiables nunca llegan. Me frustro, y veo de nuevo como el calendario sigue corriendo por delante de mí. Cada día hace más improbable que pueda presentarme en la convocatoria de Julio para así tener Agosto libre, y poder tomarme unas vacaciones en casa de mis padres: mis queridas islas. Me cabreo, me deprimo...

Suelo terminar entre las 20h o 21h. Los martes y jueves quizás algo antes ya que voy a hacer deporte. Pero en días que tengo mucho que hacer, o simplemente estoy lesionado (estas dos últimas semanas), me quedo hasta el final.

Cojo dos trenes y un autobús. Y por fin entre las 22h u 23h llego a casa. Destrozado de las 16-17h fuera de casa...

Los fines de semana los planeo para descansar, divertirme, y quedar con los amigos. Pero muchas veces no consigo lo que me propongo: cuando hay un plan de fiesta es viernes y estoy cansado de toda la semana, y cuando quiero salir, mis amigos desaparecen en otros planes donde no estoy incluido. Entonces, busco tiempo para otros hobbys como tocar música, hacer deporte, leer, o escribir en el blog. Incluso trato de mejorar mi convivencia con mi compañera de piso: mi hermana. Pero aún con eso, no acabo por satisfacerme y el fin de semana vuelve a pasar tan rápido como el anterior.

No sé si mi día a día cambiará. No sé si voy a conseguir sacarle algo de jugo a mi trabajo antes de acabar mi estancia. No sé qué pasará con mi PFC, si podré presentarlo en Julio o me tocará dejarlo para la convocatoria de Septiembre. No sé si el tiempo que le dedico al inglés y al deporte es suficiente o excesivo. Si reflexiono demasiado acerca de mis compañías. Si estoy buscando las respuestas en el lugar adecuado...

Pero una cosa es segura: estoy aprendiendo a sacrificarme y a convivir con la soledad, conmigo mismo. Todo ello pienso que será positivo, en cualquier circunstancia que me encuentre en el futuro. Solo espero, no haber puesto mis objetivos demasiado altos, y tener cuidado de las cosas que pierdo por el camino.  

2 comentarios:

  1. Si aunque no lo parezca estas sacando muuuuuuuucho mas que unas practicas y un proyecto.
    Estas aprendiendo a valorar las cosas, no solo lo que cuestan. Si no a que cuando tengas otras situaciones no te parezcan lo normal y sin importancia si no que te parecerá la leche, tener un trabajo cerca de casa, un buen sueldo, buena compañía...
    Cuando se pasan malas rachas uno no ve que sirvan de nada hasta que lo pone en practica en el futuro.
    Tu en cambio ya lo ves ahora y eso significa mucho.

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