Sevilla; viernes 19;
Feria de Abril, calor (llegamos a los 36ºC); chicas por allí y por
allá, algunas con vestidos de flamenca ceñidos, otras (en su
mayoría turistas) con minifaldas, escotes, transparencias,
tirantes... y yo con un calentón inimaginable.
Son las 6h de la
mañana, me debato entre el cansancio físico y la excitación
sexual, cuando mis amigas se acercan y me dicen "vamono´ a casa
que aquí ya no hay na´ qué hacer. Ademá, sino no nos vamos ya,
mañana estaremos demasiado cansados para ir a la playa". Acepto
y marchamos, no sin antes dejar mi retina en los traseros de aquellos
vestidos flamencos...
A la mañana
siguiente, despertamos a la hora de comer. Yo el primero, que aún
tenía el cuerpo acostumbrado al horario laboral, y a continuación,
y con mi ruidos descarados, conseguí levantar al resto y comenzar a
vestirnos. Llegamos a la playa a las 15,30h. El sol calentaba fuerte,
de esos que avecinan quemaduras en la piel, pero la arena no mostraba
la agresividad que acostumbra en pleno verano: se preveía un día
perfecto de playa.
Mientras buscábamos
a l@s colegas de mis amigas, yo no paraba de mirar bikinis, trikinis,
bañadores, cuerpos desnudos tostándose al sol... de repente, veo en
frente mía, a no más de 10 metros, 3 chicas jóvenes caminar hacia
nosotros; 2 de ellas en topless. Mi vista se centra en sus pechos
descaradamente. Más por su tamaño, que de por sí eran grandes en
el caso de una de ellas, por la cercanía a la que estábamos. Con la
mala suerte que cuando quise rectificar, nos están saludando: eran
las colegas de mis amigas. Como podréis imaginar, nos saludamos con
esa risa nerviosa que identifica la vergüenza de haberme pillado
mirando donde no debía.
Nos dijeron donde
tenían las toallas, y prosiguieron su camino. Yo me había quedado
sin habla: la imagen de sus pechos aún estaba en mis ojos cual
alucinación en el desierto. Me di la vuelta con disimulo, y vi que
también llevaban tanga. Menuda jornada me esperaba.
Pasé el día con 7
chicas en la playa. 2 de ellas eran amigas mías y no existía ningún
tipo de atracción por nuestras partes. No puedo decir lo mismo de
las chicas que iban en topless. Aunque en general lo llevé bien, una
persona desnuda en sí misma no me causa atracción, no soy de
piedra, y cada dos por tres trataba de mirar aquellos pechos y culos
como si fuesen caramelos.
Las chicas, todas
ellas super majetas y simpáticas, se comportaban lo más natural
posible y me trataban como a una más. Eso ayudo mucho a rebajar
parte de la tensión sexual que sentía entre mis pantalones (se me
había olvidado el bañador en Madrid). Y es que, si un cuerpo se
muestra como tal, sin sensualidad ninguna, difícil es que me excite.
Solo cuando a alguna de ellas, se cohibía de decir algo (como no,
salieron temas sexuales en la conversación) o cruzaban alguna mirada
conmigo, me percataba de la situación.
Como digo, a pesar
de mi estado diario de excitación sexual (que ya he comentado en
otras entradas) ver como se daban cremas, como la una le enseñaba a
la otra posturas de yoga para mejorar el "flujo de energía
sexual", como entraban en el agua quitándose todo el bañador,
etc etc No me perturbó demasiado. Excepto cuando fuimos a un
riachuelo donde se hallaban arcillas beneficiosas para la piel: todas
comenzaron a embadurnarse de barro, y eso fue la gota que colmó el
vaso. Para más inri, se
acercaron otras chicas de la playa, guapísimas y con un cuerpo
espectacular, y me pidieron que les hiciera fotos con el barro...
Os
puedo asegurar que durante toda la mañana, no he podido trabajar sin
que a cada segundo recordase y fantaseara con alguna de las chicas
que conocí en Sevilla durante esta Feria de Abril.
jajajjaj... y no hubo temita?????? ;)
ResponderEliminarQué va! trato de aguantar 3 meses sin sexo, a ver si relajo las fantasías que me inundan...aunque no sé si voy a conseguir el propósito opuesto :P
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