Fuente: www.aprenderahacer.eu |
Hace tres horas
he despedido en la puerta de mi casa a una chica birmana que ha pasado la noche
en mi habitación. En apenas 6 horas he pasado de sentirme como un caballero, a
sentirme como un desgraciado.
La historia
comienza ayer cuando salí de fiesta con un par de amigos. Mientras estábamos en
los bares iniciando la noche, la conversación de siempre: chicas y sexo. Desde
que salí de Madrid para ir a Somalia (en abril de 2014), he tenido sexo únicamente
en Kenia con aquella chica de la que me enamoré y escribí varios posts. Desde
marzo de este año, nada de nada. En plena “sequía sexual” desde entonces. Os
podréis imaginar cómo me siento.
Aquí en Birmania
en seguida me di cuenta que con las chicas locales sería muy difícil. Primero
porque no hablan bien inglés, no pudiéndome comunicar. Segundo porque la mayor
parte de ellas no salen más allá de las 22h: está mal visto (para los hombres
por supuesto hay libertad de hacer lo que quieran: machismo puro y duro).
Tercero porque hablan mal de las chicas locales si las ven con extranjeros, lo
que hace más difícil que te acepten. Y por último, por la tremenda prostitución
orientada al “blanco”, así que no sabes si la chica es “normal o profesional”.
Generalmente, un
blanco con una birmana significa interés sexual-monetario. Un prejuicio que se
alimenta a sí mismo. Similar a lo que viví en África y Latino América. Así, las
únicas opciones parecían ser conocer otras extranjeras, o birmanas que han
estudiado o vivido en el extranjero y tienen la mente más abierta sin
preocuparse o seguir los prejuicios/patrones sociales.
Volviendo a la
chica que pasó la noche en mi casa, la conocí en la discoteca. Estaba bailando
y noté que me miraba. Ella estaba con una amiga. Se acerco para bailar conmigo.
En seguida me di cuenta que no hablaba bien inglés, pero le di una oportunidad
al momento. Bailamos un rato y luego me fui. Estuve con mis amigos, tratamos de
conocer algunas chicas, bailé… y tras un rato decidimos marcharnos. Me la
encontré de nuevo cuando ya me iba, y entre ella y su amiga me dijeron que yo le
gustaba y quería venir conmigo a casa. No era muy atractiva, y sabia que no podría
hablar mucho con ella, pero mi situación sexual empujaba fuerte. Mi amigo me
previno diciendo que podían ser prostitutas y eso me asustó. Quise despejar esa
duda pero no quería faltarle el respeto preguntándola directamente si era
prostituta. “Dejé caer” que yo solo iba a pagar el taxi de ida a casa. Se lo
dije a ella, y a su amiga. Ambas parecieron entender. Repetí que yo no iba a
pagar por nada más. Ellas asintieron. Así que trate de no preocuparme más.
Una vez en mi
casa, comencé a besarle y me dijo que era virgen. No me lo podía creer: ¿quería
romper su virginidad con un desconocido? Yo nunca había estado con una virgen,
pero siempre me dije que llegada la situación trataría de hacerlo de la manera
más especial y gentil posible. La dije que no se preocupara, tanto si quería hacerlo
como si no, yo me encontraba bien con ella. Dijo que sí quería hacerlo, pero se
la veía nerviosa. Fui muy despacio, besándola y acariciándola por todos lados,
tratando de excitarla al máximo antes de nada. Pero la notaba tensa, y ella sintió
como yo así lo notaba. Un ciclo vicioso que empeoraba la situación. Paré varias
veces, comenzaba otra vez, y cada vez que bajaba mis manos a su pubis, ella
cerraba las piernas bruscamente y me frenaba. Por mi no había problema de no
hacer nada, y así se lo hice ver. Pero eso ella tampoco le gustaba. Fue al baño,
volvió, me pidió que apagara las luces, y comenzó a besarme. Se notaba que había
venido decidida a hacerlo. Ella no tenía experiencia ninguna, pero parecía determinada
a romper su virginidad conmigo esa noche.
Esta vez, tras un
par de besos y caricias, se puso encima de mí y comenzó a frotar mi miembro (no
sé bien cómo llamarlo; polla suena como muy fuerte, y pene como muy médico xD).
Yo sabía que ella no estaba todavía preparada: todavía no estaba muy mojada, y
la notaba muy cerrada. Le dio igual, puso mi miembro en posición y trato de metérsela.
Falta de decir que con menos de la mitad dentro su cara expresaba dolor. No sé
si hubiera sido mejor haber continuado hasta dentro del todo, o al menos
intentarlo poco a poco, pero en cuanto vi que la dolía, me salí fuera. Ni ella
ni yo disfrutamos, claro, pero tampoco es cuestión de forzar las cosas. Trate
de enseñarla como tocarme, y que me dejara tocarla, pero la noté desilusionada.
No la culpó. Creo que quería darme placer, pero no sabía cómo. Acabé por
correrme en una paja mal hecha entre ambos. Fingí un orgasmo brutal mientras me
corría, y pareció que eso la alegró. Luego se quedó dormida en mi pecho.
Inocente chica, pensé. Solo nos llevábamos 3 años.
Hasta ahí más o
menos bien. Me sentí bien conmigo mismo porque pensaba que para ser su primera
vez con alguien lo importante no era follar, sino tocar y disfrutar de otro
tipo de sexo más suave. Hacerla ver que somos nosotros quien ponemos ritmo al
sexo, y no al contrario.
Pero por la
mañana todo cambió. Nos despertamos, y la pregunté si quería intentarlo de
nuevo (yo andaba cachondo perdido, claro). Me dijo que no, y no insistí. Se duchó,
la expliqué como volver a su barrio desde mi casa mientras cogía las llaves
para abrirla la puerta. Cuando abro la puerta de mi cuarto me para y me
pregunta, ¿qué hay del dinero? :O Entré en shock: ¿Qué dinero? ¿Pero qué estás
diciendo? te dije que yo no pagaba por sexo, que esto lo hacíamos porque los
dos queríamos! Me puse enfermo solo de pensar que ella podía ser una
prostituta, y esta había sido su primera vez, y yo su primer cliente. El asco
que me dan los hombres que van a los clubs para pagar por chicas se volvió
contra mí. Se puso a decirme que quería dinero para el taxi, pero cuando me
dijo cuanto quería yo sabía que eso era lo suficiente para pagar dos o tres
taxis. La dije que ni de broma, que como mucho la daba el dinero para el bus.
Casi se pone a llorar. Se veía que estaba igual de decepcionada que yo. Ninguno
esperaba lo que estaba ocurriendo. La repetí lo que le había dicho a ella y a
su amiga la noche anterior, no quise ni siquiera mencionar el hecho de que no habíamos
podido follar de lo tensa que estaba por perder su virginidad (y tal vez
incluso por prostituirse por primera vez). No parecía comprenderme. Comenzó a
bajarme el dinero que necesitaba para volver a casa. De los 10$ originales,
bajo a 5$, luego a 4$, y por último a 2$. Yo no me podía creer la situación en
la que estaba. De pensar hacía unas horas que la estaba haciendo un favor a
esta pobre chica en su primer acto sexual, a notar que podía haber contratado a
una prostituta. Creo que ella también se dio cuenta de mi desconcierto, y me
dijo que la diera 2$ para volver a casa y luego me lo pagaría de vuelta. El
dinero no me importaba, pero me jodia pensar que podía estar pagando por sexo.
Al mismo tiempo sabia que ella no tenía dinero para volver a casa y eso era un
problema mayor. Así que le di el dinero refunfuñando y la expliqué de nuevo
como llegar a la avenida principal desde mi apartamento.
Llevo toda la
mañana sintiéndome como un desgraciado. Todavía no estoy seguro si era o no una
prostituta, pero no puedo evitar sentirme culpable por la situación. Pobre
chica, y al mismo tiempo, diablo de chica. No me apetece volver a conocer a
otra local, a no ser que hable un inglés perfecto y no haya dudas de lo que
ambos esperamos del otro. Lo peor es que con toda la gentileza y cuidado que le
quise poner al sexo, ni me puse condón cuando ella se la metió, y ahora estoy
preocupado por las ETS. Cierto que en teoría ella era virgen, no parecía en
modo alguna enferma de ningún tipo, y apenas fue medio minuto lo que parte de
mi miembro estuvo dentro… pero el riesgo está ahí.
No está claro
quien fue más novato de los dos, si ella o yo. Pero está claro que he aprendido
mi lección.