lunes, 25 de agosto de 2014

Amistad femenina

Fuente: www.globomedia.com
Hoy se ha marchado otro profe con quien tenía muy buena relación. De hecho era una profesora, y teniendo en cuenta que ella es mujer y yo hombre, es un ambiente machista como el que aquí se respira, se hacía más especial mi amistad con ella.

Hay gente que piensa no puede existir una amistad profunda entre hombres y mujeres. Que en el hipotético caso de que un hombre y una mujer lleguen a tener una confidencialidad especial, similar a la que se puede tener con un miembro del mismo género, es porque realmente hay una atracción sexual no confesada, o un amor no declarado. Mi padre por ejemplo piensa de esa forma, y siempre me pregunta por los “avances” con mis amigas. Obviamente, yo siempre le respondo que son solo amigas, amigas de verdad, y que el tiempo que paso con ellas y las intimidades que compartimos no es sino parte de una relación de amistad.

Crecí rodeado de mujeres pues el el más joven de la familia, y el único varón de entre primos y nietos. Por tanto, cuando la familia se juntaba, el “peque” solía quedarse con las abuelas, tías, primas, hermana y madre. Además, en mi familia siempre hemos sido bastante liberales, y aquello de separar por géneros no iba con nosotros, por lo que desde el principio viví en un ambiente muy ligado al mundo femenino. Escuché desde crío sus preocupaciones, sus experiencias íntimas, sus miedos, sus deseos... En cierta forma, no son muy diferentes de los hombres, salvo por cierto matices, la mayor parte debido a influencias culturales, que sí pienso nos diferencias.

Vivir rodeado de tanta feminidad me permitió comprenderlas mejor. Así, no era raro para mí tener amigas desde bien temprano, así como amigos. No digo que fuese el típico crío de instituto que siempre va con las chicas, pero sí que tenía muy relación con todas las chicas de clase, a diferencia de otros compañeros. Cuando crecí, comencé a interesarme por sus apetencias, por supuesto. Ya no me ocupaba solo de escucharlas, sino de usar lo que decían en mi beneficio. Comencé a ver lo que le gustaban de los hombres, y lo que les disgustaba, y al mismo tiempo trataba de imitar a aquellos amigos que más éxitos tenían, para acercarme aún más a ese mundo femenino que tan bien me hacía sentir.

Aquí en la escuela, todo cambió. Como ya he explicado otras veces, no solo es la falta de cercanía que tenemos con las alumnas en comparación a los alumnos (no las puedo tocar ni siquiera para levantarlas tras una caída) sino que el contacto entre profes solo esta permitido en el complejo donde vivimos. Apartado de los alumnos. Tuve que cambiar mi manera de ser, pues esta era una amenaza para la vida diaria en la escuela. De ver a la mujer como una más, de hecho, como un aliado en mi vida, tuve que empezar a verla como algo intocable e impuro. Y viceversa para ellas. Aún sigo teniendo errores, como entrar a una sala donde hay alumnas sin cubrirse el pelo, y hablarlas como si nada mientras ellas se apresuran a taparse la cabeza. Pero reconozco que he cambiado mucho. De hecho durante mis vacaciones en Etiopía me llegó a resultar violento, los primeros días, cuando una mujer me tocaba (para saludarte, para disculparse...).

Con esta profesora, muchos estudiantes se pensaban que teníamos algo más que amistad por nuestra estrecha relación (siempre nos gastábamos bromas, y todos sabían que la estaba enseñando a bailar salsa y bachata). Incluso, puede que otros profes también pensaran lo mismo. Pero reconozco que si ese era el precio a pagar por mi amistad con ella, fue algo un precio bajo, porque me aporto mucha alegría tener a una mujer como amiga. Hecho mucho de menos el contacto femenino, y esta profe no solo era compañera de trabajo, sino que además me acompañaba en los momentos bajos y me daba consejos para sobrellevar el inmenso trabajo de la escuela. Confieso que las miradas y rumores de los demás hacia nosotros, me hicieron verla más de una vez desde el punto sexual, y más teniendo en cuenta la sequía sexual que vivo desde que llegué a África, pero nunca percibí ese interés por parte de ella, ni siquiera por mi parte. Era un interés sexual generado por los demás. Ella y yo simplemente eramos amigos. Algo simple, para una vida simple.


La voy a echar mucho de menos. Un beso amiga.

2 comentarios:

  1. Qué curioso que te resultase raro el contacto con las mujeres al salir de allí. Cómo es la capacidad de adaptación humana... :)

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    1. no quiero imaginar como reaccionare cuando vuelva a Madrid tras un año en Somalia xD

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