Ayer mientras jugaba a los bolos con un grupo de gente borracha que apenas conocí una semana atrás, me di cuenta que mi vida se desarrolla en un escenario de comedia.
Un sinsentido que merece unas risas. Fuente: plataformalavarden.gob.ar |
Trabajo en una escuela comandada por un indio obeso
multimillonario que a pesar de poseer otras 9 escuelas y tener los bolsillos
llenos no le da la gana de invertir en mejores profesionales e instalaciones.
La escuela ha despedido ya a 7 profesores en tan solo 2 meses, unas veces por
falta de competencia, y otras por motivos propios. Se suman a esos 7 profesores
otros 8 que directamente han dimitido o abandonado. Da la sensación de que aquí
los profesores somos totalmente dispensables y en cualquier momento te despiden
o te toca sustituir a un compañero.
Vivo en una casa gigantesca, una mansión, pero que
tiene solo unos pocos muebles. Sospecho que en la escuela pensaron que por
darnos una casa con grandes espacios, la íbamos a disfrutar más o apreciar más
la empresa, pero la verdad es que resulta cómico vivir en una casa tan grande y
sin muebles. Tenemos una sola mesa en esta casa de 3 pisos, y es la del
comedor. Así que los papeles de oficina se mezclan con los platos de lentejas y
el pan. No tenemos escritorio ni sillas en nuestros cuartos, pero las
dimensiones dan para organizar una fiesta dentro de ellas. La cama al menos si
nos la dieron aunque es corta y estrecha.
Comencé viviendo con tres compañeros de la escuela,
los tres son británicos, pero uno de ellos dimitió tras un mes, y regresó a su
antiguo empleo en China. Los otros dos son:
- T (llamémosle TBebado), un británico de 28 años
que aparenta 40 años debido a su afición por la bebida, el tabaco (y otras
plantas fumables) y discusiones periódicas con su novia birmana. Él llegó a
Birmania con otro trabajo para a los tres meses el jefe de la compañía huyó con
las ganancias de la empresa y se quedó desempleado. Consiguió trabajo como
profesor en la misma escuela que la mía, en parte porque conoció a su actual
novia y quería quedarse en el país para mantener el romance. Su novia está
casada con un birmano, pero ya no viven juntos. A nivel social y legal es un
riesgo la relación que están viviendo aquí en Birmania, pero les da
completamente igual. Discuten casi todos los días: ella le llama loco
borrachuzo inglés, y él la llama puta, zorra y otros adorables calificativos.
Un día, uno de tantos en los que emborracha de whisky barato, se fue con un
cuchillo a casa del marido de ella para decirle que dejase de amenazarlos. Hace
un mes le pedí que por favor parase está locura, no tanto por él, sino por mí
ya que esta situación nos puede costar el trabajo y la vivienda. Le ha dado
igual y tras una semana en la que “rompieron” y trajo varias prostitutas a
casa, han retomado la relación. Aunque me asusta que las peleas vuelvan, de
momento parece lo disimulan bien cuando yo estoy en la casa.
-S (llamémosle SGrasso), británico de 29 años con
el pelo canoso y al menos 100kg de peso. Es una persona muy gorda, perezosa y
que habla por los codos. Se convirtió al Islam a los 20 años pero no ayuna en
Ramadán, ni tampoco va nunca a la mezquita, y se coge putas cuando le dan las
ganas. Me llevo mejor con él que con TBebado, pero comienza a cansarme. Una vez
empieza a hablar no puede parar. Los temas que habla son aquellos en los que te
das cuenta no puedes meter baza: parece le gusta escucharse a sí mismo. Siempre
relaciona todo con su vida en Gambia (donde se casó dos veces y tiene un hijo)
o en Senegal. En dos meses de trabajo ha faltado alrededor de 8 días, y la
administración de la escuela no le gusta su manera de impartir clase: falta de
energía básicamente. Probablemente le despidan pronto, y él está contento con
la idea: quiere que le paguen el vuelo de vuelta Kuala Lumpur (donde vivía antes de venir a
Birmania) para casarse con una malaya que ha conocido en internet.
Próximamente más.
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