Granja donde trabajé mis últimos dos meses en Portugal. Fuente: http://www.entretantos.org/?p=818 |
Me marché a trabajar en granjas orgánicas en Portugal, y desde entonces nada. Tuve poco tiempo y disponibilidad para continuar con el blog, y sobretodo, pereza y desorden mental para exponer mis ideas. Fueron 3 meses increíbles donde aprendí mucho a nivel personal y profesional, donde conocí gente maravillosa, y alcancé cierta paz al final de cada jornada, durante las puestas de sol. Sin duda, Portugal valió la pena, como así se lo he hecho saber a mis amigos y familiares.
Regresé a Madrid por navidad, como el turrón, y tras unas fiestas cargadas de momentos familiares y algún que otro reencuentro amistoso, tuve que darme de bruces con la cruda realidad: desempleo, crisis políticas varias y soledad. Paso los días de la semana buscando empleo por internet, rellenando y volviendo a rellenar curriculum en cada plataforma (infojobs, bolsas de empleos varias, etc), entregando directamente en mano mi perfil en tiendas y supermercados, buscando becas o prácticas profesionales, cabreándome por las corruptelas y absurdos de nuestros dirigentes. Los primeros días no lo llevé mal, pero reconozco que la frustración y sentimiento de impotencia crecen muy rápido y me abaten.
Luego llega el fin de semana y se me olvida todo. Me apunté, finalmente, a un grupo de baile. Ahora asisto a clases gratuitas de salsa, bachata, merengue, kizomba... Me encanta. Siempre me gustó bailar (aunque de latino nada, lo mío era la música negra y el pachangueo), pero nunca quise probar de manera formal. Únicamente cuando salía los findes con mis amigos, me daba por soltarme, a pesar de que mi padre (igual de bailón que yo) me animaba a probar en alguna academia. No es que me haya vuelto profesional, pero noto la mejora en el mes que llevo, y cojo rápido los pasos y las figuras. Además, los problemas que tenía en la rodilla por el momento se han suavizado.
Otra novedad, y pienso que ha sido la que me hizo volver a aquí, fue la de conocer a una chica. Cómo no podía ser de otra forma, al final las preocupaciones amorosas son las que más juego dan cuando se trata de parlotear.
Una chica muy simpática y guapa que hace unos meses cerró una relación de 8 años. Nos conocimos al volver de Portugal (de hecho fue ella quien me trajo) y desde entonces hemos quedado casi todas las semanas. El caso es que, los dos íbamos muy chulitos en plan “tranquil@, yo no quiero nada serio”, “nos vamos viendo, pero eso sí, el resto de la semana cada uno por su lado libremente”... Y tras casi dos meses comienzo a flaquear. La chica me gusta, y cuando eso me ocurre, significa que vienen los miedos, la desconfianza, y los complejos. Me pongo irritable y aparecen unos celos de no sé dónde. Sé que están causados por traumas pasados con otras chicas, y no tienen justificación en el presente, pero que le voy a hacer. No se estar con una chica, sin asustarme de que me haga daño.
Vamos hablando ;)
¿Lo has hablado con ella?
ResponderEliminarLo hablamos más tarde, pero realmente poco me puede ayudar ella. Llegamos a un acuerdo de como llevar nuestra relación, aunque cada día pienso si realmente fue un acuerdo o un no-acuerdo xD
Eliminar¿Y cómo va la cosa ahora? ¿Mejor?
ResponderEliminarHola Sara Luna!! qué sorpresa!! Bueno pues si te refieres a si la relación con aquella chica va mejor, la verdad que no puedo decir que sí. Hace tres semanas que no nos vemos, y aunque entiendo esté muy ocupada con sus cosas, tampoco veo indicios de que vaya a mejorar lo nuestro. Iré informando. Un besazo!
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