sábado, 22 de febrero de 2014

Quiero trabajar

Fotograma de la película Los lunes al sol.
Desde diciembre que volví a Madrid estoy buscando trabajo y la verdad que no aguanto más. Estoy cansado de tirarme mañanas buceando en foros de empleo, acudiendo a bolsas de trabajo municipales o regionales, investigando becas para continuar con estudios de postgrado, etc.

Sé que no soy el único en esa situación, y que afortunadamente nadie depende de mí económicamente. Es más, tengo la suerte de contar con una familia que me puede sustentar, pero ese mismo hecho, junto con mi orgullo y todos los años que dedique a mi formación, hacen que todo me sirva de poco anímicamente. Me siento impotente e inútil.

Soy licenciado en biología, especializado en la rama de investigación celular y microorganismos, y me estoy ofreciendo actualmente para todo (limpiar casas, cuidar de mascotas...). De la experiencia profesional que puedo citar, únicamente cuando trabajé de socorrista pude cotizar a la Seguridad Social, ya que el resto de trabajos (en una Asociación de empresas a nivel nacional, en un centro de Investigación ligado al Ministerio de Economía...) solo me ofrecían estancias como becario para no tener que cotizar. Tengo tres idiomas, y siempre anduve en movimiento: trabajando de forma remunerada, o haciendo voluntariados. Dentro de España y en el extranjero.

Lo que quiero decir, es que no se me puede culpar de formar parte de la generación Ni-Ni (ni estudia ni trabaja). De no haber hecho lo que se me pedía. Y sin embargo ahí ando, dependiendo de mi familia para vivir y malgastando mis energías y entusiasmo en casa. Nunca olvidaré cuando hace un mes casi me pongo a llorar a la salida del AhorraMás porque me rechazaron el CV.

Paso los días practicando inglés y, hasta ayer, esperando un sí de la última entrevista que hice. Trato de hacer cosas y no tirar la toalla, trato de estudiar materias que nunca tuve oportunidad de potenciar antes (cursos de economía, empresariales, desarrollo rural, uso de software libre...) y disfrutar del tiempo libre en lugar de quedarme en el sofá llorando, por ejemplo, acudiendo a clases de bailes latinos o haciendo deporte. Esto último reconozco que es lo que me alegra las semanas. Aunque tampoco puedo quejarme de aquellos momentos, cuando el clima lo permite, en los que salgo a leer mientras me da el sol de frente. Como en la película, yo también paso los lunes al sol... y los martes, los miércoles, lo jueves...


Cada vez que pienso en mi situación me siento abatido. Quiero trabajar. Quiero contribuir a la sociedad, y ser remunerado por ello para ayudar a mi familia y vivir mi vida.

martes, 4 de febrero de 2014

De vuelta por aquí

Granja donde trabajé mis últimos dos meses en Portugal. Fuente: http://www.entretantos.org/?p=818
Han pasado algunos meses desde que escribí por última vez.

Me marché a trabajar en granjas orgánicas en Portugal, y desde entonces nada. Tuve poco tiempo y disponibilidad para continuar con el blog, y sobretodo, pereza y desorden mental para exponer mis ideas. Fueron 3 meses increíbles donde aprendí mucho a nivel personal y profesional, donde conocí gente maravillosa, y alcancé cierta paz al final de cada jornada, durante las puestas de sol. Sin duda, Portugal valió la pena, como así se lo he hecho saber a mis amigos y familiares.

Regresé a Madrid por navidad, como el turrón, y tras unas fiestas cargadas de momentos familiares y algún que otro reencuentro amistoso, tuve que darme de bruces con la cruda realidad: desempleo, crisis políticas varias y soledad. Paso los días de la semana buscando empleo por internet, rellenando y volviendo a rellenar curriculum en cada plataforma (infojobs, bolsas de empleos varias, etc), entregando directamente en mano mi perfil en tiendas y supermercados, buscando becas o prácticas profesionales, cabreándome por las corruptelas y absurdos de nuestros dirigentes. Los primeros días no lo llevé mal, pero reconozco que la frustración y sentimiento de impotencia crecen muy rápido y me abaten.

Luego llega el fin de semana y se me olvida todo. Me apunté, finalmente, a un grupo de baile. Ahora asisto a clases gratuitas de salsa, bachata, merengue, kizomba... Me encanta. Siempre me gustó bailar (aunque de latino nada, lo mío era la música negra y el pachangueo), pero nunca quise probar de manera formal. Únicamente cuando salía los findes con mis amigos, me daba por soltarme, a pesar de que mi padre (igual de bailón que yo) me animaba a probar en alguna academia. No es que me haya vuelto profesional, pero noto la mejora en el mes que llevo, y cojo rápido los pasos y las figuras. Además, los problemas que tenía en la rodilla por el momento se han suavizado.

Otra novedad, y pienso que ha sido la que me hizo volver a aquí, fue la de conocer a una chica. Cómo no podía ser de otra forma, al final las preocupaciones amorosas son las que más juego dan cuando se trata de parlotear.

Una chica muy simpática y guapa que hace unos meses cerró una relación de 8 años. Nos conocimos al volver de Portugal (de hecho fue ella quien me trajo) y desde entonces hemos quedado casi todas las semanas. El caso es que, los dos íbamos muy chulitos en plan “tranquil@, yo no quiero nada serio”, “nos vamos viendo, pero eso sí, el resto de la semana cada uno por su lado libremente”... Y tras casi dos meses comienzo a flaquear. La chica me gusta, y cuando eso me ocurre, significa que vienen los miedos, la desconfianza, y los complejos. Me pongo irritable y aparecen unos celos de no sé dónde. Sé que están causados por traumas pasados con otras chicas, y no tienen justificación en el presente, pero que le voy a hacer. No se estar con una chica, sin asustarme de que me haga daño.


Vamos hablando ;)