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Fuente: blogdehumor.com |
Terminó el fin de semana y tengo resultados de mis cavilaciones
expresadas en el anterior post: decidí atajar el
tema del sexo, y me acosté con una mujer que conocí durante las
clases de baile.
A Lissa no la veía desde hace casi un mes, quedamos el pasado
miércoles, pero aunque me sigue gustando mucho, siento que me da
poca bola y continúa con su “relación abierta afectuosa”. Así
¿qué puedo hacer o esperar? Si alguien no te da bola, ¿le sigues
ofreciendo juego?
Lo dicho, este fin de semana decidí salir sin correas de ningún
tipo. No me refiero a salir en plan cazador, pero sí con la opción
de comer carne si me la ponen en el plato (en sentido figurado, soy
vegetariano convencido).
La chica, o mujer más bien, con quien me acosté el sábado es
alguien que conocí hace un mes y poco, bailando bachata en el pueblo
de al lado, durante unas clases gratuitas. Iba acompañada de una
amiga y una niña, que luego resultó ser su hija, y la verdad que me
cayó genial y me atrajo físicamente. Dijimos de vernos al sábado
siguiente para bailar de nuevo, pero no apareció. Al siguiente
sábado tampoco apareció, y ya dejé de ir a allí.
Sin embargo el pasado viernes nos volvimos a encontrar en el mismo
bar por casualidad, y mientras bailábamos, sentí aquellas señales
que tan bien dais algunas chicas, como diciendo: Bueno qué, ¿te
apetece algo más o no?. Yo andaba un poco confuso por el tema de
Lissa, por tanto me hice el tonto. Pero ya
decidí que eso tiene que dejar de preocuparme. Hay que tomar las
cosas como vienen, y no se puede estar siempre a la expectativa. Que
eso luego produce mucha frustración, y hasta sentimiento de traición
y engaño.
El viernes me dijo de vernos en una sala de Madrid, The Host, pero
preferí salir con otras amigas por el sur. De madrugada cuando ya
volvía a casa, la invité a mi casa, pero la noté algo tímida
(todo esto via whatsup, que ya sabéis genera muchas mal
interpretaciones) y como yo estaba cansado, al final, cuando ella por
fin se decidió a venir, la dije que mejor otro día. Lo reconozco,
eso no se hace.
Al día siguiente, sábado, quedamos para tomar un café
aprovechando estos soles que nos alumbran tras un invierno tan
lluvioso. Pasamos casi 4h juntos, hablando, conociéndonos,
paseando... fue genial la verdad. Por la noche nos vimos en el bar
donde nos conocimos para asistir a las clases de baile, y luego trato
de convencerme para ir a otra sala en Mostoles. Como ando fatal de
dinero, la dije que no. Ofrecí venir a mi ciudad, y luego ir
viendo... Resumiendo, nos tomamos una copa, y luego se vino a mi
casa.
Me intimidaba un poco acostarme con ella por aquello de mi
confusión con Lissa, y porque curiosamente, la chica tiene ya dos
hijos (me saca 9 años) y su hermana trabaja haciendo tuppersex. Es
decir, que en sexo tiene mucha experiencia, y yo, le pondré muchas
ganas, pero me considero novato.
Ni que decir tiene, que todo ocurrió normal. Desde arriba, desde
abajo, algo de sexo oral (qué falta me hacía!!) y todo como la
seda. Al fin y al cabo, somos dos personas normales haciendo cosas
para las que nuestro cuerpo está preparado. Por tanto, si no lo
piensas mucho, todo va como ruedas. Es una chica muy agradable, y
aunque venimos de ambientes diferentes, no descarto repetir, si ella
quiere, una noche como la del otro día.
Hoy lunes toca meditar sobre lo ocurrido y lo que no ocurrió el
fin de semana. He leído un artículo muy interesante sobre las
relaciones abiertas y los celos. Os dejo el link por si os anima :P
http://blogs.elpais.com/eros/2014/03/los-celos-in-progress.html
Saludos!