Fotograma de la película Los lunes al sol. |
Sé que no soy el único en esa situación, y que afortunadamente nadie depende de mí económicamente. Es más, tengo la suerte de contar con una familia que me puede sustentar, pero ese mismo hecho, junto con mi orgullo y todos los años que dedique a mi formación, hacen que todo me sirva de poco anímicamente. Me siento impotente e inútil.
Soy licenciado en biología, especializado en la rama de investigación celular y microorganismos, y me estoy ofreciendo actualmente para todo (limpiar casas, cuidar de mascotas...). De la experiencia profesional que puedo citar, únicamente cuando trabajé de socorrista pude cotizar a la Seguridad Social, ya que el resto de trabajos (en una Asociación de empresas a nivel nacional, en un centro de Investigación ligado al Ministerio de Economía...) solo me ofrecían estancias como becario para no tener que cotizar. Tengo tres idiomas, y siempre anduve en movimiento: trabajando de forma remunerada, o haciendo voluntariados. Dentro de España y en el extranjero.
Lo que quiero decir, es que no se me puede culpar de formar parte de la generación Ni-Ni (ni estudia ni trabaja). De no haber hecho lo que se me pedía. Y sin embargo ahí ando, dependiendo de mi familia para vivir y malgastando mis energías y entusiasmo en casa. Nunca olvidaré cuando hace un mes casi me pongo a llorar a la salida del AhorraMás porque me rechazaron el CV.
Paso los días practicando inglés y, hasta ayer, esperando un sí de la última entrevista que hice. Trato de hacer cosas y no tirar la toalla, trato de estudiar materias que nunca tuve oportunidad de potenciar antes (cursos de economía, empresariales, desarrollo rural, uso de software libre...) y disfrutar del tiempo libre en lugar de quedarme en el sofá llorando, por ejemplo, acudiendo a clases de bailes latinos o haciendo deporte. Esto último reconozco que es lo que me alegra las semanas. Aunque tampoco puedo quejarme de aquellos momentos, cuando el clima lo permite, en los que salgo a leer mientras me da el sol de frente. Como en la película, yo también paso los lunes al sol... y los martes, los miércoles, lo jueves...
Cada vez que pienso en mi situación me siento abatido. Quiero trabajar. Quiero contribuir a la sociedad, y ser remunerado por ello para ayudar a mi familia y vivir mi vida.