miércoles, 26 de junio de 2013

No os preocupéis, he sido feliz

Si mañana muero, no importa. Padres, no os vayáis a preocupar, pues he sido feliz.

He pasado una infancia muy bonita. Regordete, corriendo por los pasillos de la casa a gatas. Me cogíais de la cintura para sacarme la foto y yo peleaba a carcajadas por soltarme. Puedo sentir aquella alegría pasada en mi interior.

Me he criado en patios de colegio, en los parques del barrio y más tarde en las calles cercanas a mi casa. He jugado en todos esos lugares. He sido empujado a estudiar duro a pesar de mis problemas de atención, y conseguí llegar a estudiar lo que quería.

Si mañana muero, no importa. Amigos, no os vayáis a preocupar, pues he sido feliz.

He tenido la oportunidad de enamorarme, de tener buenos amigos y disfrutar como nunca de las noches madrileñas. He sentido los nervios a la hora de conocer gente nueva, me ha tocado ser valiente, y he sentido la humillación de la cobardía.

He sentido el placer del sexo. He vencido mis complejos, y he reconocido mis defectos. Me he sorprendido con muchas personas, y he aprendido a valorar la diferencia tanto como la igualdad.

He podido viajar. He podido aprender nuevos idiomas abriéndome la posibilidad de conocer gente de todo el mundo. He tenido la oportunidad de enfrentar mis miedos durante la soledad de mis días. He sido capaz de levantarme tras la caída, y de volver a sonreír cuando me han roto el corazón.

Si mañana muero, no importa. Abuela y hermana, no os vayáis a preocupar, pues he sido feliz.

He aprendido lo importante que es la familia, los amigos y tu hogar. Lo importante que son las distancias cortas, aquellos que siempre estuvieron contigo, y vivir con poco más de lo que necesitas. He aprendido a amar lo que me rodea.

He pasado por la enfermedad, pero siempre retorné con salud. He conocido mis limitaciones, y las necesidades de mi cuerpo. He reconocido la escucha que se merece, y me he disculpado por los abusos que cometí.

Si mañana muero, no importa. He sido feliz.

Si mañana no despierto, no importa. He sido afortunado por haber vivido la vida plenamente. Solo puedo estar agradecido a quienes compartieron conmigo el camino, y a mí mismo por el coraje de caminar.

Mi presente y mi futuro solo me alimentan de sueños, dejando en el pasado el amor de mis amigos y de mi familia, y dándome la sociedad la espalda.


Para vivir de sueños, mejor dormir.

jueves, 20 de junio de 2013

El futuro que duele ahora


Me cuesta ponerme a escribir. Me resulta difícil porque solo me apetece hablar de preocupaciones. Me molesta dar la imagen de chico triste y abatido como hago en la mayor parte de los textos. Porque no es real, y porque puedo estar retroalimentando esas preocupaciones diarias.

Pero a día de hoy, cierto es que vuelvo a estar con esa sensación de frustración y agobio sobre mi futuro. Sigo en un mar de dudas sobre qué hacer, qué buscar, o adonde dirigirme una vez me licencie en septiembre. La gente más conciliadora suele decirme "Tú tranquilo, si ahora no tienes la respuesta, espera que ya vendrá por sí sola". Ojalá fuera tan fácil esperar la respuesta a mis dudas!! como siga esperando, llega septiembre y me quedo con mi diploma y las manos en los bolsillos.
Ojalá no tuviera que perseguir esas respuestas, decidiendo ahora si quiero hacer un máster (las inscripciones y las solicitudes para las becas acaban en julio) o si quiero trabajar, y comenzar desde ya a mandar CVs. Tiempo es lo que menos tengo. Tengo que decidir ya sobre mi futuro, sin tener claro lo que quiero.

Lo que más me gustaría sería dejar por un tiempo de estudiar. Al menos dejar por un tiempo los conocimientos teóricos que tanto gustan impartir los profesores universitarios. Me gustaría trabajar, hacer cosas con las manos, utilizar lo que he aprendido estos años. Me gustaría aportar algo a la sociedad, devolverla parte de lo que ella me ha dado. Sin embargo, encontrar trabajo está difícil. Los jóvenes recién formados como yo, hoy día somos un problema :( En un país en recesión, donde se despide más de lo que se contrata, ¿quien va a querer emplear a un chico recién salido del aula, por muchos idiomas y conocimientos que tenga?. Me siento inútil y una carga económica para mi familia.

De ahí mi alternativa a seguir estudiando consiguiendo una beca. Pero aquí surge otro problema, ¿qué máster hacer? ¿conseguiría la beca? ¿estoy dispuesto a gastar otro año, o 2, estudiando algo sin tener claro que me vaya a servir para trabajar en el futuro o que simplemente pueda disfrutarlo durante ese tiempo?.

Repito, nado en un mar de dudas.

Solo hay dos cosas que persigo profesionalmente:

1-Actividades donde pueda trabajar con personas (docencia, salud...) y/o con el medio ambiente (agricultura, turismo sostenible, gestión de recursos y residuos...), viendo los efectos que acarrea mi actividad en la comunidad.

2-Actividades que pueda llevar a cabo en África.

Algunos me dicen que son cosas sacadas de los ensueños de un niño con pasión futbolera.... Que acepte la realidad y me contente con un trabajo precario en una oficina o tras un mostrador.
Los menos me dicen que no desista, que si realmente me apasionan esas áreas la vida me dará la oportunidad para meterme en ellas.

Aún soy joven, tengo mucha vida por delante (eso espero!) y no debería preocuparme por tantas cosas, pero reconozco que se me está haciendo duro estos últimos años con los problemas familiares, el distanciamiento con mis amigos, y ahora la falta de certezas profesionales. (Por no hablar de mis relaciones amorosas xD).



domingo, 9 de junio de 2013

Problemas familiares

Esta semana me han pasado muchas cosas, la más importante, la discusión sobre los problemas familiares que dividen a mi familia, a mis tíos maternos de mis padres, y por consiguiente, a mis primas de mi hermana y yo, por más de 25 años. Yo, que apenas tengo 23 años, he nacido envuelto en estas riñas, viendo silencios tensos y gestos feos que no entendía a que se debían, e identificando temas tabú imposibles de mencionar.

Hasta ahora conocía la versión de mis padres, y un poco, la opinión de mis abuelos (la parte más neutral y responsable de los problemas ocurridos). Siempre he querido conocer algo más sobre la esfera de problemas familiares que me rodean, especialmente cuando volví del extranjero y me propuse conocerme mejor, fortaleciendo mis relación con mi familia, mis amigos...

El martes fui a casa de mi prima, y tras dos horas hablando de sus problemas amorosos , salió un problema familiar: una discusión que tuvo con mi hermana hace un año y que impide vuelvan a verse. Normalmente cuando sale una cosa de estas, la persona que saca el tema mira a otro lado culpándose por haber sacado un tema tabú, y la otra persona cambia de conversación. En su lugar, yo no quise cambiar de tema y no la reproche que lo hubiera mencionado. Comencé a preguntarla qué pasó, según ella, y la expliqué cómo se sintió mi hermana. De ahí pasamos a otros problemas, llegando a hablar de los años que aún no habíamos nacido, y ya discutían nuestros padres. Aunque no estábamos de acuerdo en muchos aspectos (obviamente cada uno tiene su versión), me quedó buen sabor de boca, y pienso que a ella también, por el simple hecho de haber intercambiado impresiones dando espacio al "otro bando" a explicar su versión.

La cosa no quedó ahí. Ayer fui a ver a mi abuela, que vive a 3 minutos de mis tíos, y tras verla y contarle algo de lo sucedido con mi prima, pude ver su decepción y dolor con algunos de las opiniones de mi prima. La verdad es dura, pero es necesaria, y sobretodo, un derecho de todas las personas adultas.

Fuimos a casa de mis tíos, como hago casi siempre que visito a mi abuela. Ella "rezaba" para que no saliera el tema con ellos, mientras yo iba tranquilo pasase lo que pasase. Mi tío en el salón viendo la tele y nosotros, mi tía, mi abuela y yo, en la cocina hablando del tiempo, del trabajo... Cuando ya nos marchábamos mi abuela y yo, mi tía me agarró del brazo y me dijo "Antes de que os vayáis, me gustaría hablar contigo sobre lo que dijiste a tu prima el martes". Estaba nerviosa, al igual que mi abuela, se notaba lo incomodo que les resulta a todos hablar de estas cosas. Me senté y empezamos.

Quise darle toda la libertad para expresarse y pasé mucho rato callado, e incluso la pregunté sobre otras muchas cosas aprovechando que estaba dispuesta a hablarlas. No quiere decir que estuviera de acuerdo con todo lo que decía, especialmente cuando responsabilizaba a mi padre de interferir en cosas familiares, o a mi madre por dejarse llevar, pero mi silencio era importante para que se sintiera cómoda y no me escondiera nada. Llegó un punto, que mi tío vino a la cocina (yo sabía no iba a tardar mucho) y también se metió en la conversación. El ambiente se caldeó un poco, con mi tía elevando la voz, mi tío haciendo muchos aspavientos, y mi abuela con ganas de irse. Pero no decaí. Ni iba a darles la razón a mis tíos, ni iba a perder la oportunidad de conocer su versión de los hechos. Por muy duro que fuese.

No tengo ninguna esperanza en solucionar nada, pero confío que se valoré mi intención de conocer las dos caras de la moneda y mi voluntad por mantener hasta cierto punto los lazos familiares.

Cuando he vuelto a casa esta mañana, me ha llamado mi madre. Ya sabía lo ocurrido por mi abuela y estaba muy enfadada. Me ha dicho que la he decepcionado, no solo a ella, sino a mi padre y a mi hermana. Que solo me importa caer bien a los demás. Que no he sido capaz de defender a la familia ante los ataques de mis tíos y mis primas. Ni siquiera la he dado la oportunidad de defenderse por sí misma al no esperar que ella estuviera presente, según ella. La he respondido que mi intención era escuchar la otra versión, y para eso necesitaba que mis tíos se sintieran lo más libres posible a la hora de hablar. No me he puesto de su lado por el simple hecho de callar cuando hablaban, y que ella no necesitaba estar presente para defenderse pues yo ya conozco su versión y eso hubiera impedido que mis tíos se expresaran en su totalidad.


He levantado ampollas muy graves en tan solo una semana. Mi madre ha decidido no volver a pisar la casa de mis tíos, y me culpa a mí de su decisión. No quiero imaginar como se sentirá mi abuela al enterarse.

Todos han sufrido y continúan sufriendo. Todos culpan a los otros, y al mismo tiempo se ven culpados por los demás. Todos creen que el marido, la mujer, los hijos, los padres malmeten con la intención de influir negativamente en los demás. Y especialmente, todos ven amenazante que alguien ose levantar la mano y pregunte qué opina el "bando contrario". ¿Es un ataque a nosotros? ¿es un acercamiento a ellos?

Por mi parte, a pesar de las críticas recibidas por mis tíos y mis primas, y las recibidas hace unas horas por mi madre, no van a hacer que me sienta mal. Al menos, no del todo. Creo que he hecho lo correcto. No he querido ser protagonista, simplemente quise y quiero conocer qué comedia estoy representando. Comprender las decisiones de cada uno de los personajes, y conocer qué piensan los unos de los otros. Puede asustarles, porque saben que el de enfrente no hablará bien de uno mismo al que ha preguntado. Pero es algo que hay que asumir, y confiar en que nuestros actos sean más valiosos que las palabras que puedan describirnos.



domingo, 2 de junio de 2013

Bailarín de poca monta

Ayer fue una de esas noches que solo salía para beber una cerveza y volverme a casa pronto, pero acabé "dándolo todo" en una discoteca y acostándome a las 8h.

Como estaba con la rodilla mal (hace 3 días llevaba muletas) solo quería ver a mi amigo y tomar algo. Pero, después de varias cervezas, y con el calor que ya se respira por las calles de la capital, entramos a un local. Una vez dentro, sorpresa: la media de edad nos sacaba 10 años, lo que reducía nuestras posibilidades de ligar debido al MCF (Maldito Complejo Femenino). No sé si os suena. Es aquel que impide (dificulta mucho) a una chica liarse con un tío de menor edad. Menos mal que años de experiencia nocturna me han enseñado que a pesar del MCF, existen tácticas de ligoteo "infalibles", y que finalmente, cuando de sexo se trata, la carne llama a la carne.

Mi estrategia: bailar. Ahí no me gana nadie. Es algo que llevo dentro. Salsa, bachata, merengue, funkie, R&B, reggaeton, house, dubstep... lo que sea. Se me da bien mover el cuerpo. Desde pequeño veía a mi familia bailar, y aunque nunca di clases (a pesar de los esfuerzos de mi padre por inscribirme a una academia), enseguida aprendí los pasos básicos de muchos bailes y desenvuelvo los míos propios con fluidez. Disfruto muchísimo cuando puedo bailar al salir de marcha, y no es un secreto que a las mujeres les gustan los hombres que bailan.

Normalmente, si no es una sala de baile con gente "entrenada", suelo destacar. Atraigo miradas, y me hacen corros incluso. En ese momento, o antes si puedo, dejo de moverme: antes que bailarín, soy vergonzoso, y chulearme no es lo mío.

Ayer me puse a bailar y algunas chicas comenzaron a mirarme. Me agarro una, y a pesar de mi vergüenza inicial, al momento ya estaba dándola vueltas y pegándola a mis piernas. Le gustaba, a mi ella no, pero debió pensar que sí porque cuando acabó la canción y volví con mi amigo no dejó de mirarme descaradamente. Qué manía tienen algun@s, sobretodo los hombres, he de reconocerlo, de pensar que les gustas solo porque baile con ell@s una canción.
Se me acercaron algunas chicas más. Unas, de manera disimulada me empujaban con el culo o directamente se restregaban contra mi hombro y espalda, y otras simplemente, venían, me daban dos besos, me felicitaban por mi manera de bailar, y al rato se iban cortadas. Algunos chicos también se acercaron para decirme que les gustaba mi manera de bailar.

El caso es que la situación favorecía el ligoteo, no solo porque mi amigo es muy guapete, y yo bailo bien, sino porque la gente a medida que se hace más mayor, tiene más prisa por ligar. Pero en lugar de acercarme a alguna de estas chicas que miraban, me interesé justo por una japonesa (que luego resultó ser española) que no me hacía ni caso. Tras casi una hora, mirando y ganando valor para decirle algo, la llamo, la pregunto el nombre y después...me quedé callado. Totalmente bloqueado. No preguntéis por qué. Bailar se me da muy bien, pero entrarle a una chica ya es otro cantar. Así pasó casi un minuto moviendo los pies y la cabeza de manera tonta al ritmo de la música sin que dijera una palabra. Se me hizo eterno, y menos mal que ella me preguntó por mi colgar y pudimos iniciar conversación. A los 30 segundos, dijo que se iba a casa (fracaso) y cuando le pregunté por su teléfono, me contesta: "Mi teléfono no te lo doy. Pero si quieres te doy un chicle." Toma ya.

Después de eso, aún mantenía las miradas de un par de chicas, que a diferencia de otras más orgullosas, les daba igual que yo me hubiera acercado a otra. Nos entraron 3 de ellas,y no se me ocurre sacar otro tema que el de cómo hacer una buena felación y cunilingus. Mi amigo flipando, claro. Cómo no, se acabaron marchando, aunque creo que todos nos lo pasamos bien hablando de sexo.

A la salida, la chica que me había sacado a bailar al principio, me dijo que la ponía muy cachonda mi manera de moverme (sí sí, tal cuál). Flipé, y la dije que me pareció ver un anillo de casada en su dedo y de ahí mi indiferencia dentro del local. Me contestó que sí estaba comprometida pero eso no importaba, y que sí me gustaban sus medias se las dejaría puestas... Menuda fucker, pensé. Acepté la derrota con la japonesa, y vi en esta una buena (buenísima) oportunidad. Cuando la pedí el teléfono y me ofrecí acompañarla a casa, como por arte de magia, perdió el interés y se marchó con sus amigas. Olé ella! La típica tía microondas que calienta pero no cocina.


Ahora no puedo evitar pensar qué fue lo peor de la noche. Si elegir a una japonesa que no me hacía ni caso, rechazando a las que sí me miraban, lanzarme a la desesperada a alguien que solo quería calentar y quedar como una triunfadora con el aspirante a sus pies, o bailar toda la noche y tener la rodilla hinchadísima hoy.