Hay días en los que te sientes pequeño, indefenso. Solo quieres que lleguen unos inmensos brazos de cariño, y te acojan en su seno. Todo lo ves gris. De todo el mundo quieres un gesto de aceptación. Sientes no estar en "tu" lugar. No haberlo encontrado, tras tanto tiempo de búsqueda, y trabajo "cavando" ese espacio. Notas que las paredes se vienen abajo. Que el mar tira el castillo de arena donde mecías tu vida. Crees estar en una montaña rusa, donde nada va a tu ritmo. Donde la dirección que te propusiste, es la contraria al resto de vehículos/personas. Donde las expectativas personales, son más poderosas que tu capacidad de superarlas.
Hay días en los que te sientes grande, fuerte. En los que quieres abrazar. Ayudar a aquellos que en tu cercanía notas bajos de ánimos. Te sientes realizado, y piensas es causa de tu buen hacer. De tus buenas decisiones en el pasado, de tu trabajo y esfuerzo por mantenerte a flote. Ves en los demás, amistades futuras, amores en potencia, y gracia en sus andares. La elegancia viste tus pasos. Quedas con los que sienten un vacío en su existencia, porque te crees con el poder de transmitir parte de tu positiva energía. La gente te halaga, y no pueden evitar sentirse mejor en tu presencia, lo que aumenta más tu bienestar personal.
Hay días en los que soy consciente de estos ciclos. Y pienso si el sabor de mi muerte, llegado el momento, dependerá de la suma de los mismos. Si conseguiré lograr un resultado positivo, o al menos neutro...Pienso, sino será ni una suma ni una resta. Si será como los demás momentos, en los que el sabor depende del ciclo en el que me encuentre sin importar nada de lo que hice o quisiera hacer...
En ambos casos, cruzaré los dedos jeje saludos!