lunes, 16 de febrero de 2015

Broncas

Fuente: www.coyunturaeconomica.com
El otro día tuve un encontranazo con el director de la escuela, que me ha hecho apoyar la idea de marcharme de aquí a final de curso.

El director de la escuela es un hombre cercano a los 40 años. Es bajito, calvo y muy enérgico. Me cae bien porque se le ve muy entusiasmado por su trabajo, y cuando está en la escuela las cosas funcionan mejor. Se tira medio año fuera (o más), para recaudar dinero (donaciones, patrocinadores...) y apoyar a los estudiantes que andan en universidades fuera de Somalia.

Sin embargo, también hay a gente que no les cae tan bien debido a su posición de jefe y malas formas en ciertas ocasiones. Una de ellas me toco vivirla a mí.

Se le conoce por ser muy ambicioso y competitivo. Yo también lo soy. No me gusta perder, y reconozco me cuesta aceptar mis errores. No tanto reconocerlos delante de los demás, sino aceptarlos de buenas formas. Suelo enfadarme conmigo mismo y con mis compañeros de equipo si no estamos haciendo las cosas bien. Fuera del deporte, me cuesta incluso perdonar. Pero no creo que lo suela pagar con los demás, o sea irrespetuoso.

El pasado jueves jugábamos un partido de baloncesto los profes contra los estudiantes, y el director era el arbitro. Los estudiantes, como siempre, comenzaron a jugar muy agresivos . Especialmente con un compañero que mide 1,90cm y tira muy bien desde fuera, y conmigo que soy el base y he jugado durante años. Ellos sabían perfectamente a quienes tenían que parar y así lo demostraban. Codazos, manotazos, empujones... Llegué a sangrar del labio por culpa de mi defensor que no paraba de instigarme. Yo obviamente me quejaba al director para que empezara a pitar faltas y parase ese tipo de juego. Él no aceptaba mis protestas y se cabreaba cuando se lo decía. En ningún momento pensé que le estaba protestando de mala manera o en exceso. El partido lo íbamos ganando por más de 16 puntos arriba, pero yo veía que no podría seguir a ese ritmo porque no teníamos cambios y los estudiantes cada vez nos defendían peor. Finalmente, comenzaron a remontarnos y en una de las tantas veces que me empujaron perdí el control del balón y me pitó falta técnica porque pensó estaba fingiendo.

Comenzó a gritarme muy enfadado, a ridiculizarme delante de la escuela diciendo que lloraba como un bebe, etc. Yo no le hice ni caso, pero reconozco que me sacó mentalmente del partido. Quedaban 10 minutos y los estudiantes nos pasaron en el marcador. Perdimos el partido por 2 puntos. El director se acercó a mí tras acabar el partido y yo le dije que no quería hablar con él tras haberme faltado el respeto. En qué momento le dije aquello!! Se puso a gritar como un loco diciendo “Fuuuuck you Daniel, go away with your fucking science, I can teach it for you” (soy el profe de ciencias). Todo el mundo alrededor se quedó en shock con su reacción. Yo mientras me iba de la cancha, y él alrededor gritando y provocándome. Finalmente me di la vuelta y le dije que no era capaz de aceptar cuando un jugador no está de acuerdo con su manera de arbitrar. Tuvo que venir un compañero a separarle de mí. Fue ridículo lo ocurrido. Especialmente por el triste espectáculo que dimos (no era mi intención ser parte de ello) a los estudiantes.

Unas horas más tarde dos profes vinieron a hablar conmigo. Me dijeron que no compartían la actitud del director, le pedirían que se disculpase, pero posiblemente yo también tendría que reconocer parte de la culpa para que se disculpase. ¿Culpa de qué? En ningún momento le falté el respeto como él hizo conmigo. Hablé con algunos estudiantes que estuvieron ahí, y estaban de acuerdo conmigo. Al día siguiente vino el mismo director a hablar a mi cuarto, junto con otros dos compañeros: basicamente se disculpó por su actitud afirmando que yo le provoqué. Yo no estaba de acuerdo, pero acepté poner de mi parte para que no volviera a ocurrir nada por el estilo. Luego por la noche, en una asamblea con los estudiantes, dijo que los dos nos arrepentíamos de lo ocurrido (cosa que es verdad, aunque yo sigo sin creer que provocase nada), y que esa no era la imagen que queríamos darles. Dijo que es importante saber ganar y perder.


En fin, que no me gustó lo que ocurrió, y además me hizo responsable del percance. Por mi parte, trabajaré con el mismo esfuerzo e ilusión hasta final de año, pero si encuentro otro trabajo para el año que viene, mejor que mejor.

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