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Hoy se ha marchado otro profe con quien
tenía muy buena relación. De hecho era una profesora, y teniendo en
cuenta que ella es mujer y yo hombre, es un ambiente machista como el
que aquí se respira, se hacía más especial mi amistad con ella.
Hay gente que piensa no puede existir
una amistad profunda entre hombres y mujeres. Que en el hipotético
caso de que un hombre y una mujer lleguen a tener una
confidencialidad especial, similar a la que se puede tener con un
miembro del mismo género, es porque realmente hay una atracción
sexual no confesada, o un amor no declarado. Mi padre por ejemplo
piensa de esa forma, y siempre me pregunta por los “avances” con
mis amigas. Obviamente, yo siempre le respondo que son solo amigas,
amigas de verdad, y que el tiempo que paso con ellas y las
intimidades que compartimos no es sino parte de una relación de
amistad.
Crecí rodeado de mujeres pues el el
más joven de la familia, y el único varón de entre primos y
nietos. Por tanto, cuando la familia se juntaba, el “peque” solía
quedarse con las abuelas, tías, primas, hermana y madre. Además, en
mi familia siempre hemos sido bastante liberales, y aquello de
separar por géneros no iba con nosotros, por lo que desde el
principio viví en un ambiente muy ligado al mundo femenino. Escuché
desde crío sus preocupaciones, sus experiencias íntimas, sus
miedos, sus deseos... En cierta forma, no son muy diferentes de los
hombres, salvo por cierto matices, la mayor parte debido a
influencias culturales, que sí pienso nos diferencias.
Vivir rodeado de tanta feminidad me
permitió comprenderlas mejor. Así, no era raro para mí tener
amigas desde bien temprano, así como amigos. No digo que fuese el
típico crío de instituto que siempre va con las chicas, pero sí
que tenía muy relación con todas las chicas de clase, a diferencia
de otros compañeros. Cuando crecí, comencé a interesarme por sus
apetencias, por supuesto. Ya no me ocupaba solo de escucharlas, sino
de usar lo que decían en mi beneficio. Comencé a ver lo que le
gustaban de los hombres, y lo que les disgustaba, y al mismo tiempo
trataba de imitar a aquellos amigos que más éxitos tenían, para
acercarme aún más a ese mundo femenino que tan bien me hacía
sentir.
Aquí en la escuela, todo cambió. Como
ya he explicado otras veces, no solo es la falta de cercanía que
tenemos con las alumnas en comparación a los alumnos (no las puedo
tocar ni siquiera para levantarlas tras una caída) sino que el
contacto entre profes solo esta permitido en el complejo donde
vivimos. Apartado de los alumnos. Tuve que cambiar mi manera de ser,
pues esta era una amenaza para la vida diaria en la escuela. De ver a
la mujer como una más, de hecho, como un aliado en mi vida, tuve que
empezar a verla como algo intocable e impuro. Y viceversa para ellas.
Aún sigo teniendo errores, como entrar a una sala donde hay alumnas
sin cubrirse el pelo, y hablarlas como si nada mientras ellas se
apresuran a taparse la cabeza. Pero reconozco que he cambiado mucho.
De hecho durante mis vacaciones en Etiopía me llegó a resultar
violento, los primeros días, cuando una mujer me tocaba (para
saludarte, para disculparse...).
Con esta profesora, muchos estudiantes
se pensaban que teníamos algo más que amistad por nuestra estrecha
relación (siempre nos gastábamos bromas, y todos sabían que la
estaba enseñando a bailar salsa y bachata). Incluso, puede que otros
profes también pensaran lo mismo. Pero reconozco que si ese era el
precio a pagar por mi amistad con ella, fue algo un precio bajo,
porque me aporto mucha alegría tener a una mujer como amiga. Hecho
mucho de menos el contacto femenino, y esta profe no solo era
compañera de trabajo, sino que además me acompañaba en los
momentos bajos y me daba consejos para sobrellevar el inmenso trabajo
de la escuela. Confieso que las miradas y rumores de los demás hacia
nosotros, me hicieron verla más de una vez desde el punto sexual, y
más teniendo en cuenta la sequía sexual que vivo desde que llegué
a África, pero nunca percibí ese interés por parte de ella, ni
siquiera por mi parte. Era un interés sexual generado por los demás.
Ella y yo simplemente eramos amigos. Algo simple, para una vida
simple.
La voy a echar mucho de menos. Un beso
amiga.